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ápidamente debo dejar constancia que con este título de baloncesto de película, no me estoy refiriendo al baloncesto que juega Gasol y sus amigos de Los Ángeles Lakers por aquello de que juegan en la cuna del cine, sino al baloncesto que en estos momentos se está jugando por estos lares. De película sí, pero en la tierra del maravilloso Berlanga, que nada tenía que envidiar a lo de Hollywood.

Hace un par de semanas el Power Electronics ganó la Eurocopa, algo así como la antigua copa de la UEFA y se aseguró la participación de la Euroliga (la Champions del Basket) la próxima temporada. Esta misma semana el Ros Casares ha ganado la liga por cuarto año consecutivo y hace poco fue subcampeón de Europa. Sólo le ganaron las rusas que, al parecer son tan imbatibles como en atletismo. Pero es que, además, nuevamente se han hecho con el triplete (Liga, Copa y Supercopa), lleva cuatro y ha ganado 12 títulos.

El extraordinario balance del baloncesto valenciano llega en un momento muy oportuno. En el caso del Power-Roig, porque nadie daba un euro por él, hace unos meses cuando Juan Roig anunciaba que en un par de temporadas dejaba definitivamente de patrocinar el club y, según cuentan los que lo saben, bajó la aportación a una cantidad en torno a los 5 millones de euros, lo que representa el 50% de los casi 10 millones que tiene el club de presupuesto, más o menos. Ahora dicen que con la participación el próximo año en la máxima competición continental (esa que querían reservar sólo para algunos clubes, entre ellos el Real Madrid y el Barça, y que ha provocado un cisma en la ACB) puede hacer que se lo replantee.

En cualquier caso, como he dejado constancia en otras ocasiones, el mundo del deporte, pero sobre todo el del baloncesto, le debe mucho a los "Roig". y hagan lo que hagan hay que agradecérselo, como decía el otro día mi buen Vicente Solá, del que no hablaré casi hoy, que si no se me ruboriza y se emociona. Dediqué una de estas "epístolas dominicales" a su buen hacer antes de la consecución de este triunfo, y ahora habría que dedicarle una página entera.

Lo del Ros Casares ha sido también muy oportuno, porque viene después de la desilusión europea, el objetivo del año, y que se jugaba en casa. A pesar de los 12 títulos y los tripletes, el actual no ha sido fácil. A su gran rival, el Perfumerías Avenida de Salamanca, le ganó por 4 puntos, 78 a 82, y eso en baloncesto no es nada, aunque haya sido en casa del rival. Además las "charras" comenzaron ganando, dificultando más todavía la victoria.

Un servidor se alegra mucho de este triunfo por dos razones: una porque consolida el proyecto de los Ros-Casares a favor del deporte femenino, que buena falta hace, y otra por Isma Cantó, al que conocí a principios de los años 80, cuando el baloncesto no era lo que es hoy y había que echarle mucha voluntad y esfuerzo. En su bastión de Lliria, comenzó a destacar cuando esa localidad era el reducto más emblemático del baloncesto valenciano y el Valencia CF., andaba en categorías inferiores.

Ambos equipos triunfadores tienen una característica común: su patrocinio privado. Son clubes que, obviamente, también reciben subvenciones públicas, pero de mucha menor entidad que otros y solo es una parte más de su presupuesto y no el cien por ciento o el setenta por cien, pongamos por caso. El Ros Casares tiene una mayor dependencia de ese patrocinio porque sus ingresos están menos diversificados. Seguro que tiene pocos o ningún ingreso por derechos de retransmisión deportiva, y lo mismo le sucederá con los ingresos por espectadores y socios o abonados, porque al deporte femenino todavía no cuenta con demasiados aficionados. En cambio, el Power tiene unos ingresos más diversificados, lo cual es una garantía para su subsistencia. Bastante dependiente del patrocinio, en este caso mayoritariamente de los Roig, cuenta con partidas interesantes procedentes de los espectadores y de los derechos de televisión que le pasa la ACB, aunque han bajado bastante en los últimos años.

Y es que los equipos federados y que juegan ligas nacionales están teniendo muchas dificultades para mantenerse. Los derechos de retransmisión son casi inexistentes, los espectadores dispuestos a pagar son "una reliquia", y los patrocinadores, con la crisis, están desapareciendo. Por ello, la mayoría vive de las subvenciones públicas, que también han bajado. Por eso siempre digo que esa dependencia es "pan para hoy y hambre para mañana". Todas aquellas actividades que tengan diversificados sus fuentes de financiación, sobrevivirán, y las que no lo pasara muy mal o desaparecerán. Por eso no hay derecho que un deporte como el fútbol que cuenta con todas las fuentes de financiación posibles esté endeudado y casi en bancarrota. Y por eso tiene más mérito, el quehacer de estos dos clubs de baloncesto, el Power y el Ros Casares para los tiempos que corren.