?A Julián Miralles muchos lo definen como un soñador. Para algunos puede ser un gran defecto pero para otros es la única manera de alcanzar el progreso. El que fue campeón de Europa de motociclismo y actual director de la escuela de pilotos del Circuit Ricardo Tormo lo tiene claro: "He hecho una locura tremenda, pero ahora es una gran realidad". Se refiere a la construcción de la MIR Racing Moto2, la primera motocicleta para la competición completamente valenciana, que el próximo fin de semana debutará en el Mundial en el GP de Aragón con el cántabro Román Ramos como piloto. El final de una aventura con más un año de recorrido, miles de euros invertidos y muchos créditos pendientes de pagar. Aunque, como explica el ex piloto de Alberic, su participación en el circuito de Motorland no es la culminación, porque "llegar al Mundial es sólo el principio de nuestro proyecto". "La idea es consolidar la moto, demostrar que es competitiva y que dispute todo el campeonato completo". Y se ha empeñado en conseguirlo.

La idea de construir su propio prototipo para el Mundial nació con la aprobación en 2009 del nuevo reglamento del campeonato, que creaba una nueva categoría denominada Moto2. Miralles comenzó a dibujar en su cabeza la máquina y con la ayuda de varios ingenieros (Emilio Mas, José Luis Cortés, Joaquín Feliu y Dominique Perpiñán) se plasmó en planos. En febrero de este mismo año la MIR Racing Moto2 debutó en pista, en el Circuit Ricardo Tormo. "La moto se ha construido toda en la Comunitat Valenciana. Han participado empresas como Mecanizados Jursa (Manises), Fransal (Alberic), Tall Scan 3D (Guadassuar) o Tecnomac (Alcúdia de Carlet). Desde que rodó por primera vez en Cheste, la moto ha evolucionado mucho, no tanto a nivel de nuevas piezas, sino a base de pulir detalles. Desde el primer momento el prototipo inicial se ha mostrado como válido y eso demuestra que el concepto era bueno. El único problema es que comenzamos a trabajar con una marca de neumáticos y luego en el Campeonato de España se usaron otros, y eso nos hizo perder un poco el rumbo, pero ahora ya hemos dado con el camino a seguir", explica Julián Miralles.

Y tanto que han dado con el clavo. Su progresión en el Campeonato de España ha sido sorprendente hasta el punto de conseguir el pasado fin de semana su primer podio en Albacete, donde Román Ramos, tras liderar la prueba, finalmente acabó tercero en Moto2. "A parte del problema inicial con los neumáticos, el principal quebradero de cabeza ha sido el embrague. Hasta que no dimos con el reglaje ideal no hemos conseguido ser rápidos", aclara el de Alberic.

Actualmente Julián Miralles tiene tres motos en pista que las pilotan los valencianos Óscar Climent y Bernat Martínez, y el cántabro Román Ramos. Además tiene otras dos unidades construidas, a falta de montar. Después de una inversión que ronda los 300.000 euros, la estructura que dirige el ex campeón de Europa busca recursos para seguir creciendo. "La moto se puede mejorar en muchos aspectos, pero hace falta dinero. Nos hemos gastado muchísimo y he llegado al límite como empresario. Aún así seguimos haciendo cosas, y en Aragón estrenamos un nuevo depósito de fibra de carbono, pero si encontráramos un patrocinador, podríamos pulir muchos detalles y, por ejemplo, construir un carenado completamente nuevo", explica.

El mejor escaparate

El equipo MIR Racing ha conseguido una invitación para disputar el GP de Aragón con el cántabro Román Ramos, de 19 años. Se trata, como explica Miralles, "de una gran oportunidad para dar a conocer nuestro proyecto y afianzarlo. Aunque en el Campeonato de España ya estamos dando que hablar, el Mundial es el mejor escaparate posible. Además, creo que Román lo puede hacer muy bien. Si conseguimos adaptar bien el motor que nos dejan y el embrague, Román puede estar entre los diez mejores", pronostica. Si algo no le falta a Miralles es ilusión, que contagia a todo su equipo y a todos los pilotos con los que trabaja.

Pese a los buenos augurios, Miralles dice que la de Motorland será una carrera "para adquirir experiencia". "Es difícil que a la primera lo podamos hacer bien. Sé que podemos hacerlo, pero es complicado dar con los reglajes adecuados en sólo una carrera. Pero al menos nos servirá para adquirir datos de cara a la última carrera del Mundial aquí en Cheste, donde podríamos dar la campanada", cuenta con su pícara sonrisa. Su intención es solicitar otro wild card para el GP de la Comunitat Valenciana si el presupuesto se cubre. La inscripción para correr como equipo invitado cuesta 12.500 euros.

Miralles no esconde que su gran objetivo es estar en el Mundial de 2011 con su moto y su equipo. Si consigue vender alguna de sus motos -que cuestan entre 30.000 y 57.000 euros, según el nivel de preparación-, podría poner en marcha su plan, aunque también cree que una asociación con el Aspar Team sería muy beneficiosa para ambas partes. "El futuro es una incógnita. Nosotros vamos a seguir trabajando como hasta ahora y si los resultados acompañan como en las últimas carreras, creo que podemos conseguirlo".