Un portero húngaro, Atchs, procedente del Ujpest de Budapest, fue el primer futbolista extranjero en enrolarse en las filas del Valencia. Era el verano de 1934 y vino recomendado por Rudolph Galloway, el entrenador inglés que a la sazón dirigía el equipo. El segundo no llegaría hasta 13 años después. Los clientes más veteranos de Mestalla aún le recuerdan. Jugaba con un gorrito de pastelero en la cabeza. Era argentino, se llamaba Horacio Arquímedes Herrero y estaba jugando en el Club España de México. Antes de debutar en el primer equipo, lo hizo en el filial mestallista. Ambos pasaron por el Valencia con más pe?na que gloria.

El tercero en venir, no. Ése se convirtió en una de las leyendas del equipo. Era Faas Wilkes, un genial regateador que obligó a ampliar Mestalla. Fue adquirido al Torino en 1953 y fue la primera gran figura internacional del VCF.

Desde entonces, han jugado en el Valencia 163 futbolistas extranjeros de la más variada procedencia, aunque predominantemente sudamericanos. Y, prefentemente, originarios de Argentina. Sus fecundos y afamados potreros, esos descampados donde comien?zan a patear el balón desde niños, han sido una fecunda cantera que ha nutrido al Valencia. "Canchero" es el término en lunfardo con el que se conoce en Argentina a "aquel que tiene completo dominio del juego o el partido", y se aplica a los futbolistas duchos y pillos que explotan sobre el terreno de juego toda su experiencia e ingenio. Pablo Aimar aseguraba que uno de los secretos de la competitividad del fútbol argentino podía estar en la variopinta herencia genética de la emigración, ya que al estilo alegre y atacante del balompié latinoamericano sumaban la influencia defensiva italiana, la sobriedad pragmática alemana, el incansable trabajo irlandés y polaco y también algo de la ambigua y ya extinta furia española.

El carácter "bronco y copero" que históricamente se ha acuñado al Valencia también ha tenido mucho de "canchero". Futbolistas como Mario Alberto Kempes, Ayala, Jesús Martínez, Pellegrino, Piojo López, Aimar y Valdez han imprimido carácter y contribuido notablemente al prestigio mundial del Valencia. Una hegemonía seguida de lejos por los brasileños (Waldo, Chicao, Leonardo, Mazinho...), uruguayos (Héctor Núñez, Bossio, Morena...). Ahora mismo, Tino Costa, Chori Domínguez y Ever Banega son los argentinos que figuran en el primer equipo. Pero desde hace un par de años, los técnicos, encabezados por Braulio Vázquez, obligados por la depauperada economía del club, que no permite grandes dispendios en viajes, han buscado desplazamientos más cortos para sus pesquisas y han puesto sus ojos en el fútbol francés.

Luces y sombras

El defensa Adil Rami, fichado para las próximas cuatro temporadas, se ha convertido en el noveno futbolista galo en la historia del club valenciano, y su llegada reafirma la apuesta valenciana por el mercado del país vecino. El conjunto valenciano ha fichado en los últimos tres años a tres futbolistas de Francia. Los últimos dos compatriotas de Rami en aterrizar en Mestalla fueron el centrocampista Sofiane Feghouli, que llegó la temporada pasada y que finalmente terminó el curso como cedido en el Almería, y el también defensa Jeremy Mathieu, que fue contratado en la temporada 2009-2010 y con quien coincidirá la próxima campaña.

El primer francés que llegó al Valencia fue Angloma en 1997, que inició un camino que continuaron Alain Roche, Didier Deschamps, Anthony Reveillere, Jean Felix Dorothee, Ludovic Butelle, Jeremy Mathieu y Sofiane Feghouli. El más productivo de todos los fichajes fue el del lateral Jocelyn Angloma, procedente del Inter de Milán en 1997, que coincidió con un momento de esplen?dor en el Valencia, que en este tiempo conquistó una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa de España y disputó dos finales de la Liga de Campeones. Alain Roche llegó en 1998 y disputó 31 encuentros, y el lateral Reveillere estuvo cedido media temporada en 2003, en la que anotó un gol, antes de recalar en el Olympique de Lyon.

La lista de decepciones la encabeza Didier Deschamps, que llegó desde la Juventus tras haber ganado todos los títulos a nivel de club y selección pero tan sólo estuvo una temporada en el club (2000-2001), en la que jugó 13 partidos de liga y no disfrutó de la confianza de Héctor Cúper. Poco exitoso fue también el paso por el club del guardameta Butelle, cedido en varias ocasiones, y casi de testimonial podría definirse el de Dorothee.