??

Catorce años después de su primera final europea el Valencia Basket Club vuelve a luchar, este fin de semana, por un título continental. Con dos Copas Uleb en sus vitrinas- con Paco Olmos en 2003 y de la mano de Neven Spahija en 2010-, pero también con dos intentos fallidos en la Copa Saporta -con Miki Vukovic en 1998 y de nuevo en 2002 con Luis Casimiro-, el club que preside Juan Roig disputará el sábado su séptima semifinal europea. Será contra el Lietuvos Rytas y de superarla el siguiente compromiso sería ante el ganador del choque entre el Khimki - anfitrión- y el Dynamo de San Petersburgo. Desde aquel mítico, e inolvidable debut en Zaragoza contra el Benetton Treviso, el Valencia BC ha perseguido siempre en este torneo - considerado menor- dar el salto a la Euroliga. Alzar la Copa Uleb, además del prestigio deportivo, supone el pasaporte directo a la máxima competición de la canasta en el Viejo Continente. Volver a instalarse, en definitiva, entre los grandes. Ese es el gran reclamo de esta Final Four 2012. Su gran atractivo.

Alcanzar la final, sin embargo, no será fácil. El Lietuvos Rytas parte, junto al Khimki, como uno de los grandes favoritos de la competición. El conjunto lituano tiene a dos referentes en sus filas; Jonas Valanciunas, que aporta talento y juventud, y Renaldas Seibutis, que con 26 años y curtido en varias ligas europeas - entre ellas la española-, dota de veteranía al rival del Valencia BC. El Lietuvos acabó invicto la primera fase, pasó como segundo de su grupo en el Top 16 y eliminó en cuartos de final al BC Donetsk ucraniano. Así, volverá a luchar por un título que ya conquistó en el año 2009. Un contrincante muy serio, al que Velimir Perasovic definía el miércoles como "potente" y "difícil". "Lleva años en la élite de las competiciones europeas. Se ha clasificado para la segunda ronda de VTB, y ésta es junto con la ACB quizá la liga más importante de Europa", recordaba.

Con apoyo desde Valencia

Unos doscientos seguidores arroparán al Valencia BC en el pabellón del Khimki, donde la Final Four de la Eurocup alzará este sábado, a partir del mediodía, el telón. La larga distancia hasta la capital rusa, unos 3.400 kilómetros, ha frustrado una mayor presencia de aficionados. Nada que ver con los más de 6.000 incondicionales que acompañaron al entonces Pamesa Valencia en el mítico, e inolvidable pese a la derrota, debut europeo en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza. O incluso la siguiente cita, en 2002, en Lyon, donde el equipo también estuvo muy bien acompañado. Los mejores recuerdos, sin embargo, corresponden a las finales de 2003, en la Fonteta, y la de 2010, en Vitoria. Además del triunfo, la comunión equipo-grada fue histórica. El equipo partirá hoy hacia tierras rusas, mientras que directiva y aficionados lo harán en la noche del viernes al sábado, en un vuelo chárter.