A fin de contribuir a darle marchita a la Liga y con el sano propósito de que la fiesta futbolera no decaiga, el Valencia parece decidido a llevar hasta sus últimas consecuencias ese viejo aserto de que, hasta que el árbitro no pita el final, hay partido. (El fútbol, como la vida, también está plagado de perogrulladas). O sea que las huestes xotas habrán de aguardar hasta el postrer envite para resolver la ecuación: si el Valencia es tercero, cuarto o vaya usted a saber qué desagradable sorpresa le aguarda. Hasta hace unas fechas, la tercera plaza parecía adquirida en propiedad. El VCF ha sido, con diferencia, quien más la ha usufructuado a lo largo de los nueve meses de campeonato. Pero en el último trayecto, el equipo ha dado un paso atrás, mientras los rivales lo daban adelante.

Si, aunque le duela a Emery, repito: es evidente que el Valencia lleva una trayectoria última de recesión. Todo lo contrario que su directo competidor, el Málaga, que está en fase de recuperación. Lo reconociste tú mismo ayer, Unai, cuando admitiste que la plantilla que te entregaron -con alguna aportación personal tuya que no ha terminado de cuajar-como si depositaran en tus manos un tesoro, ya no da más de sí. Pues eso. Tienes razón al reivindicar el valor de la probable tercera plaza en la Liga, que doy por hecho -y espero- que repetirás. Tienes razón al dar por resuelta tu etapa en el Valencia, porque bastantes desplantes has aguantado de tu presidente. Tienes razón en muchas actitudes tuyas que casi nadie comparte, y en muchos comportamientos que muchos no entienden. Pero todos esos argumentos que te avalan, se te volverán en contra si te enrocas en tu actitud de ayer, de preservar al vestuario de cualquier culpa. Esa mal entendida complicidad profesional te puede pasar factura esta misma noche, sin ir más lejos, si algunos de esos admirables futbolistas tuyos, siguen sin dar la cara y Osasuna gana en Mestalla. La que te viene.