El Valencia Basket perdió ayer la oportunidad de convertir el partido del viernes en La Fonteta, el cuarto de semifinal, en una puerta de entrada directa para la final de la Liga ACB. Lo que no ha perdido es la esperanza, pese al duro correctivo que le infligió ayer el Barça, que no se inmutó tras la derrota del domingo en el Palau. Poco a poco, con una excelente gestión de sus recursos, se llevó el partido a su terreno en el segundo cuarto, cuando Perasovic se estrujaba los sesos para frenar el poderío colectivo de su rival.

El Valencia Basket aguantó un cuarto y medio, hasta que apareció Navarro en la cancha y cambió los registros del encuentro. Pero que nadie se por vencido. El panorama no es muy alentador, pero el viernes se presenta otra oportunidad para igualar la semifinal y viajar a Barcelona, a jugarse el quinto partido. La misión es muy complicada, pero no imposible.

La Fonteta lo vio claro desde el principio: Se presentó una batalla sin tregua, un duelo a cara descubierta, sin rastro de las diferencias presupuestarias entre los dos protagonistas. Impulsado por la victoria del domingo en el Palau, y por las nueve mil gargantas de La Fonteta, vestida con el traje de las grandes ocasiones, el equipo de Perasovic se entregó al máximo desde el primer minuto. Objetivo: Llegar vivo al último cuarto, que ya es suficiente, para tener el partido en sus manos.

Con San Miguel al mando, y Faverani de principal ejecutor, el Valencia plantó cara durante un buen rato al Barça. El equilibrio fue máximo en el primer cuarto. Al ritmo vertiginoso impuesto por el Valencia Basket respondió su rival con un baloncesto más calculado, más pausado. Mientras el uno exprimió al máximo sus fuerzas en cada acción, el otro las administró tranquilamente. Los recursos del Barça son ilimitados.

La Fonteta se frotó las manos tras el primer cuarto (17-16). No había tregua sobre la cancha y el Barcelona, con Navarro en el banquillo, sufría ante la pétrea defensa impuesta por Perasovic. La puesta en escena era prometedora, la verdad.

El sueño de acceder a la final ganó peso en los minutos siguientes. Controlado el Barça en la pintura, el Valencia sacó renta a su imponente juego exterior. Una bandeja de De Colo abrió la máxima diferencia (25-20), para los de Perasovic. Hasta que salió Navarro. La presentación de "La bomba" fue solemne. Medio cojo, desatascó a su equipo, y aún anotó 7 puntos en seis minutos. El movimiento de piezas de Perasovic no dio resultado. Un parcial de 0-10 llevó al Barça a tierra firme (30-40) al intermedio. Y Claver sin anotar un solo punto.

Con una demostración de recursos y el pulso más templado, el Barcelona ganó diferencias en el tercer cuarto. En el bando contrario se había hecho la oscuridad. Una cuestión de lógica. El reto de llegar con vida al desenlace del choque se desvanecía. Sin ruido, con los puntos bien repartidos entre sus jugadores, el Barça fue alejando al Valencia Basket del partido. Faverani, desde dentro, y De Colo, por fuera, maquillaron el pobre acierto colectivo ante el aro. El resto estaba muerto. Un triple de Caner-Medley y la aportación de Rafa Martínez fueron insuficientes. Enfrente,la gestión fue sobresaliente. El Barcelona solventó el partido sin la necesidad de recurrir a sus individualidades. Su fondo de armario es ilimitado. Todos aportaron algo en el momento decisivo. La diferencia al final del tercer cuarto (47-59) era indiscutible. El epílogo fue un paseo: 64-80. La Fonteta no se rinde.