Fernando Gómez Colomer se presentó ayer como alternativa a la presidencia del Valencia asegurando que tiene muy avanzados los contactos con inversores para solucionar los problemas financieros del Valencia, que pasarían, como explicó ayer Levante-EMV, por vender las parcelas de Mestalla. El exjugador y exdirectivo pidió la dimisión de Manuel Llorente, al que acusó directamente de no haber contemplado dos ofertas por la venta del suelo del viejo estadio: «Pudo haber negociado la venta hace tres años, pero prefirió ignorar la oferta. Se perdió una excelente oportunidad que, de haber fructificado nos hubiera evitado muchos quebraderos de cabeza».

El propio Fernando reiteró que él era conocedor de ambas ofertas, procedentes del mismo inversor, y que personalmente se habría encargado de trasladar en 2009, cuando todavía era consejero del club, y más tarde en 2011. El aspirante a la presidencia afirmó que aquel fondo de inversión ya no sigue interesado, pero que hay otras vías abiertas en las que su equipo ha estado trabajando en los últimos meses. Para que cristalicen, reiteró, «es necesario e ineludible poder dirigir el club. Los problemas se solucionan desde dentro, no desde fuera».

El Valencia, sin embargo, negó con rotundidad ayer que ignorase ambas ofertas. Fuentes del club aseguraron que se han atendido a «todas aquellas personas y grupo interesados en comprar las parcelas» y que, en el caso de las ofertas presentadas por Fernando, fue el consejero Vicente Gil quien le acompañó a Bancaja junto a dos agentes de la propiedad inmobiliaria.

Fernando estuvo acompañado por Juan Manuel Romero y Javier Villalonga, dos de sus futuros consejeros, en el caso de que lograse alcanzar la presidencia. Romero desgranó las claves económicas del proyecto, entre las cuales destacan la apuesta a corto plazo para solucionar las obligaciones de pago de la Fundación del Valencia, que debe abonar antes de que acabe enero los 5,6 millones de euros de los intereses del préstamo de 75 millones, ampliados a 81, que Bankia otorgó en 2009 para completar la ampliación de capital. La solución, sin incurrir en la asistencia financiera, sería que el club fuese recuperando su propiedad comprándole acciones al Patronato, que controla el 75 % de los títulos de propiedad del club: «Consideramos que se debe estudiar la posibilidad de que en esta temporada el Valencia le compre a la Fundación sus propias acciones por valor de 5 millones de euros, y que se repita la operación la próxima temporada, con el fin de proceder a su amortización, y la consiguiente reducción de capital social».

Romero apuntó que otra alternativa sería «amortizar parte del crédito bancario a corto plazo, anticipando pagos esta temporada de 5 millones y otros 5 la próxima» con el objetivo «de empezar a rebajar deuda». Solo así desde el grupo Sempre València se entiende que podría negociarse con la banca «la obtención para la Fundación de dos nuevos créditos de 5 millones cada uno para ésta y la próxima temporada sin asumir mayor riesgo conjunto». De no elegir esa opción, solo quedaría «vender las acciones a un tercero».

Disolución de la SAD

El fin último de esta operación sería «la disolución como Sociedad Anónima Deportiva» para devolver a los aficionados y «pedir que no sea obligatorio tener que ser SAD para poder competir en categoría profesional». Una maniobra que, según expertos financieros consultados por este periódico, sería arriesgada. El objetivo es que el Valencia vuelva a ser un club, como lo son Madrid o Barcelona, aunque para ello, haría falta que la Ley del Deporte eliminase el requisito de que los clubes sean SAD.

El equipo de Fernando también puso objeciones a la manera en la que el Valencia ha reducido su deuda en 162 millones en los últimos tres años al recordar que un total de 92 millones fueron aportados en la ampliación de capital. Por lo tanto, según Romero, solo 70,4 millones de deuda vinieron por la «gestión económica directa de Llorente». Se critica que «el valor de la venta de las estrellas» no se ha destinado a reducir deuda sino a cubrir gastos.