La Generalitat intuía que, antes o después, tendría que asumir el pago de los intereses de la Fundación. Y así actuó, ya que incluyó los 4,8 millones en el presupuesto propio del Instituto Valenciano de Finanzas. La suma quedó reservada en una provisión de fondos realizada por la posible ejecución del aval, mientras se esperaba que la Fundación encontrase el modo de hacer frente a los intereses. Los 81 millones de crédito que recibió la Fundación de Bankia fueron avalados por la Generalitat a través del IVF.

Ayer, el conseller de Economía, Máximo Buch, defendió que la Generalitat ha pagado los intereses de la deuda, porque "no tenía más remedio". Así, reconoció que era una "obligación" que se asumió "ante el peligro de que si no se hacía, se habría ejecutado la totalidad del importe", de 86 millones de euros. "Teníamos un compromiso legal", lamentó, y las consecuencias de no pagar "eran mucho peores" que las de abonar esos 4,86 millones. El conseller reconoció que si hoy se planteara un acuerdo para avalar a una entidad - como el que se firmó en 2009 con Bankia-, no se llevaría a cabo. "No puedo retrotraerme a otros tiempos", afirmó en un acto realizado en l' Oceanogràfic, "pero las cosas han cambiado y si hoy nos lo hubiesen planteado no lo hubiésemos hecho". Y matizó que "evidentemente, la situación económica es distinta". Cabe recordar que el pasado 31 de enero acabó el plazo que Bankia había dado a la Fundación para abonar estos intereses, pero al no poder hacerse cargo del pago, tuvo que ser la Generalitat, como avalista, la que se tuviera que hacer cargo de la deuda, tanto de los 81 millones de crédito como de los 4,86 de intereses. La Fundación solicitó este crédito para hacerse con el control del Valencia y evitar que Inversiones Dalport se apoderase del club.