El conseller de Economia, Industria y Empleo, Maximo Buch, ha dado ya los primeros pasos para allanar la negociación entre la Fundació VCF y Bankia. La asunción del aval bancario por parte de la Generalitat ha sido, y continúa siendo, la principal exigencia por parte de Bankia a la hora de renegociar la deuda de 81 millones de euros que mantiene la Fundación. De ahí el movimiento por parte del Ejecutivo valenciano, aunque en público trate de desligarse del asunto. Desde la propia Fundació, ahora presidida por Aurelio Martínez, se tuvo muy claro desde el principio que una cosa eran la escenificación del vicepresidente, José Císcar, viernes tras viernes, negando la condición de avalista y otra la realidad. A la espera de que Císcar les reciba, tanto a Martínez, como a Amadeo Salvo, la nueva ruta está marcada con un objetivo muy claro: aplazar el pago de los intereses en agosto „ otros 4,8 millones de euros„, con un nuevo crédito a largo plazo y un periodo de carencia aún por concretar.

La entidad bancaria, que recurrió para ser parte en el proceso judicial que retiró la condición de avalista a la Generalitat Valenciana, espera ahora a que se pronuncien las otras dos partes, los demandantes contra la ampliación de capital de 2009 y el Instituto Valenciano de Finanzas como avalista del préstamo que permitió esa operación. Ayer se abrió el plazo „ de cinco días„, para que presenten sus alegaciones a dicha personación. Lo lógico es que los demandantes rechazen la personación de Bankia, aunque su abogado insistía ayer que seguían estudiando el siguiente paso a dar. En todo caso sería el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana el que debería ya decidir.

La condición de que el Consell sea avalista del préstamo es fundamental para que Bankia acepte las condiciones que le plantea la Fundación. Aurelio Martínez ya ha mantenido contactos con la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri para aligerar las negociaciones. El banco ofreció, incluso, una lista de sugerencias al patronato para la financiación del crédito, que todavía está por definirse. La primera, ya en marcha, era la petición de una auditoría externa de las cuentas del club, para que el club pueda presentar las cuentas a aquellos que estén interesados en invertir en el nuevo estadio. Siguiendo los consejos del banco, el objetivo es concluir el recinto de la Avenida de Las Cortes y explotar la terciaria de ambos estadios como motor económico de la entidad.