Bankia va muy en serio. Y lo sabe el Valencia y el Consell, porque estaban avisados. Si la Fundación del Valencia CF sigue sin ingresar el lunes los 3,6 millones que faltan del vencimiento de los intereses del préstamo, activará el procedimiento obligatorio por impago, y si la Generalitat insiste en desentenderse del aval, Bankia ejecutará las garantías restantes, o sea las acciones del club. De esta manera la entidad financiera pasaría a ser la propietaria del Valencia CF, con el control del 70,4 por ciento de las acciones. Pese a que el problema financiero se arrastra desde hace años, nunca ha estado tan cerca la posibilidad de que el club de Mestalla pase a manos del banco.

Eso es lo que quiere evitar el presidente de la Fundación, Aurelio Martínez. De ahí sus llamamientos tanto al Consell para que asuma su papel de avalista, como al Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana para que despeje, vía sentencia, las dudas jurídicas del garante del préstamo. Martínez sabe que el tiempo juega a la contra, y pretende negociar con todas las partes, pero Bankia lo va a poner muy difícil, pues descarta más moratorias, y observa como los gestores del Valencia pasan, pero nadie asume la deuda.

Previsto

El banco sabía que la Fundación de Aurelio Martínez tampoco abonaría el vencimiento del 27 de agosto y por eso obligó a los nuevos responsables del Patronato a encargar una auditoría completa. Mientras tanto, el directivo designado por el presidente de Bankia José Ignacio Goirigolzarri, para los asuntos del Valencia ha recibido a representantes de inversores interesados en el club desde hace meses. Aunque la dirección de la entidad financiera no ha entablado ninguna negociación, y siempre ha remitido a los posibles compradores a la auditoría.

Goirigolzarri no descartó en junio la posibilidad de quedarse con el Valencia en caso de impago, tal como ocurre con otras operaciones inmobiliarias, donde se canjean deudas por activos. Si eso sucedería, el club de Mestalla entraría en una nueva fase de su larga crisis social y económica, donde se podría producir otro golpe de timón.