Ni medio minuto de suspense. La primera bola del sorteo llevaba dentro del nombre del Olímpic de Xàtiva. Y la segunda, el del Real Madrid. La afición setabense fue obsequiada ayer con la fortuna suprema de emparejar a su equipo con uno de los grandes del mundo y, además, sin tener que padecer apenas. De hecho, algunos rezagados conectaron su televisor o el receptor de radio cuando la suerte estaba echada y el Olímpic ya se había convertido en la envidia futbolística del país. Los calificativos se quedan cortos y la retórica se agota... El Olímpic afronta el partido más importante de su historia en lo deportivo y en lo social, ya que se medirá a un conjunto integrado por una constelación de estrellas de proyección planetaria cuyo presupuesto es 2.080 veces mayor: el del club setabense ronda los 250.000 euros y el del equipo de Florentino Pérez alcanza los 520 millones de euros.

El Olímpic deseaba al Real Madrid o al Barcelona, como todo modesto que llega tan alto en la Copa del Rey. Y la suerte se alió con los setabenses. El ensordecedor grito de un directivo del equipo de Xàtiva «¡¡Toooma!!», dijo, captando la atención de todos los presentes de la sala, en especial del representante del Real Madrid, el exjugador Pardeza resumía el deseo de la expedición blanca.

Plantilla, cuerpo técnico y los directivos que no habían viajado a Madrid vivieron el sorteo desde el Racó de Betet, un establecimiento hostelero de la Baixada del Carme lugar habitual de reunión. No hubo que esperar mucho y el grito fue unánime de los presentes, abrazos, algunos sollozos de emoción y alegría, mucha alegría. Sonó el himno del Olímpic e incluso se llegó a cantar algunas estrofas del himno de la Comunitat. Se disparó una traca. Y, como es habitual en estos casos, las peticiones de entradas ya se han desbordado.