Está llamado a liderar el Valencia. A rescatarlo de la monotonía. El equipo de Juan Antonio Pizzi necesita gol y Eduardo Vargas llega para fabricarlo. El Valencia, que reaccionó con la destitución de Djukic y el cambio de rumbo trazado por Pizzi, se ha quedado anclado en la clasificación y, a corto plazo, el futuro no es halagüeño. El Valencia abrirá febrero visitando el Camp Nou, luego recibirá al Betis, viajará al Sánchez Pizjuan para enfrentarse al Sevilla y cerrará el mes con la visita del Granada. Y, de momento, los números del argentino no superan a los del serbio.

El Valencia, que crea ocasiones pero no remata, ya encadena cinco partidos sin ganar. Y, para tratar de dar más fluidez al ataque, llega Vargas (Renca, Santiago; 20 de noviembre de 1989). Un futbolista que, gracias a su potencia, velocidad, y desbordes por la derecha, se convierte en toda una pesadilla para la defensa rival. El chileno, que llegó ayer al mediodía a Valencia, confiesa que le gusta actuar con espacios libres al contragolpe, bien como delantero referencia o partiendo desde la banda derecha.

El chileno, aseguran, es toda una debilidad para Pizzi que lo sigue desde que él entrenaba a la Universidad Católica y el delantero jugaba en Universidad de Chile. Hoy, a partir de las diez y media, entrenará a sus órdenes. Ayer por la tarde, técnico y jugador compartieron un café en el hotel en el que ambos se alojan „Valencia Palace„ . Vargas, el goleador que nació de un reality show, llega avalado por el cuerpo técnico y es el primer futbolista que ficha el manager general, Francisco J. Rufete. Gol, velocidad e intensidad en el juego son las características con que define la dirección deportiva al futbolista que jugará en Valencia cuatro meses cedido por el Nápoles que entrena Rafa Benitez -sin opción de compra-.

El chileno, al que con la selección le gusta jugar por detrás de Alexis, busca en Valencia disputar cuantos más minutos mejor para ser convocado por su selección para el Mundial de Brasil. Además, busca en Valencia quitarse el mal sabor de boca que le dejó su primera experiencia europea en el Nápoles donde, aterrizó como una estrella, pero no llegó a brillar. «El Valencia es una gran oportunidad para mí. Quería regresar a Europa y tomarme la revancha. En Italia no me fueron bien las cosas y confio en hacerlo bien aquí», afirmaba a su llegada al aeropuerto de Manises donde le esperaban tres aficionados. Hinchas que, desde primera hora de la mañana, estuvieron pendientes del chileno que inicialmente tenía prevista su llegada en el AVE de las 10:18. Sin embargo, un retraso en el vuelo Santiago de Chile-Madrid obligó al club a improvisar para que el jugador volara a Manises en el vuelo 8974 y aterrizara en la ciudad a las 13:05.

Acompañado de su novia, la modelo brasileña Daniela Collet, y con siete enormes maletas de equipaje, el jugador que ocultaba el cansancio tras unas llamativas gafas de sol, aseguró que llega para «ayudar al equipo». «Espero aportar y ayudar al equipo y si puede ser con goles, mejor. Conozco la trayectoria del Valencia y a sus jugadores, aunque no pude ver el encuentro del sábado que empató a dos con el Espanyol», señalaba.

Vargas, que lucía unos pantalones vaqueros negros raidos, camisa blanca y sobre ella una chaqueta de punto azul marino con coderas rojas y zapatillas de lona blancas, reconoció que viene de unas vacaciones largas, pero que tratará de trabajar «a tope» para ver si puede estar para el encuentro ante el Barcelona. Vargas, evidentemente cansado, admitió que vio peligrar su llegar al Valencia, pero indicó que «por suerte finalmente todo se dio bien».