El Valencia Basket hace tiempo que perdió el miedo al fútbol. «Tenemos un público fiel», manifestaba Francisco Raga antes de que arrancara la liga, allá por el mes de septiembre. El club de Juan Roig apostó por jugar sus partidos los sábados, en un horario fijo, sin atender a criterios televisivos ni de coincidencia con el Valencia CF. En plena recta final de la fase regular, los números dan la razón a Raga. Si el club arrancó el curso con apenas 5.600 socios y con el objetivo de superar los 6.000, a estas alturas de la competición, y tras la campaña de abonos de resto de temporada, se está en 6.800. «Hemos experimentado un incremento del 4%», señalaban desde el club. En los catorce encuentros ACB disputados en la Fonteta en lo que va de campaña se ha contabilizado una media de 8.017 espectadores.

La cifra más baja se registró contra el CB Valladolid 6.500, y la más alta en las visitas de Real Madrid, Laboral Kutxa y Barça 8.500. Los «grandes» continúan siendo un reclamo que no falla, pero equipos menores como Fuenlabrada, Ibertostar Tenerife o UCAM Murcia han rozado los ocho mil. La excelente marcha del VBC, instalado en la segunda posición desde la sexta jornada, acabó de dar un empujón a los indecisos. Lo cierto es que el tope histórico 8.226, data de la campaña 2003, con una plantilla plagada de estrellas que se había proclamado campeona de la Uleb y con una plaza en la Euroliga. En 2002 se habían alcanzado los 7.000 socios, cerca de los 7.400 de la época de Miki Vukovic. Mantener los encuentros en sábado por la tarde a excepción de los televisados el domingo, supone una ventaja añadida respecto a la imprevisibilidad del fútbol, donde los encuentros no se conocen hasta dos o tres semanas antes. Como premio a esa fidelización, la entidad optó por no cobrar la entrada para la final continental contra el el Unics Kazan con solo presentar el pase de esta temporada. Así, solo salieron a la venta 1.500 entradas, de las que ya quedan muy pocas.

Un nuevo pabellón

La posibilidad de volver a disputar Euroliga la próxima campaña sería el espaldarazo definitivo que busca el club, cuyo sueño es desde hace años el de trasladarse a un pabellón nuevo, con capacidad para más de 10.000 localidades. Eso permitiría, además, poder albergar una Copa del Rey, aspirar a una Licencia A de Euroliga. «La Fonteta es el segundo pabellón más antiguo que hay en España y nos gustaría tener uno acorde a la tercera capital. Además sería buena para nosotros y seguro que nos permitiría crecer en abonados», manifestaba Raga a finales del año pasado. El consejero delegado del VBC llegó a poner fecha «dos o tres años», aunque dejando claro que la construcción debería correr a cargo de alguna multinacional. Roig ha sufragado los gastos de la última reforma del recinto deportivo municipal casi un millón de euros el pasado verano, y también pagará la futura Ciutat del Bàsquet ocho millones, que irá en unos terrenos adyacentes al pabellón y de propiedad pública.