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Un deporte famosos en los castillos

Una partida que cambió la historia

Beber agua fría sin apenas respirar ocasionó la muerte del rey Felipe I y no un envenenamiento, como se rumoreó en un inicio

Una partida que cambió la historia

La historia de España pudo ser muy distinta sin el juego de pelota. La unión de las coronas de Castilla y de Aragón tiene mucho que ver con la muerte del rey Felipe I de Castilla, nacido en Brujas y abiertamente apoyado por los nobles castellanos, quienes se oponían a continuar con la unidad impuesta por el matrimonio de Isabel y Fernando. Felipe de Hausburgo, casado con Juana la Loca, era gran amante del juego de pelota, deporte de reyes y nobles de la época. Y fue precisamente su práctica la que, en la burgalesa Casa del Cordón, le ocasionó la muerte.

El doctor De la Parra, la máxima autoridad médica de la época nada pudo hacer por su vida. No se disponen de más detalles de aquel magno suceso pero es de suponer que el partido de pelota se jugaría en el patio central del palacio o en algunos de sus aledaños. El caso es que el rey flamenco, nacido en Brujas, primogénito de Maximiliano, emperador del Sacro Imperio Romano, muy francófilo él, sudó de lo lindo golpeando la pelota aquel 25 de septiembre de 1506 y los nobles castellanos se quedaron sin el valedor de sus sueños de campanario; el rey. Parecía dispuesto a acabar con el acuerdo de las Cortes de Toro que aceptaban el testamento de Isabel la Católica y que designaba a su marido Fernando como gobernador de los territorios castellanos.

El partido de pelota en Burgos, el sofoco del Rey Felipe y el agua fría que tomó sin apenas respirar fueron las causas de su muerte y no un envenenamiento de su suegro Fernando el Católico como algunos rumores, sin duda malintencionados, quisieron apuntar. El Cardenal Cisneros pidió al viejo Fernando el Católico que aceptase la regencia de Castilla. A ella regresó desde Italia tras desembarcar en Valencia, viajar a Teruel y desde Calatayud subir a tierras castellanas por Soria, según se cuenta entre las aclamaciones de la plebe, deseosa de recuperar el orden y la paz tras años de conspiraciones y disputas. Nunca un partido de pelota influyó tanto en el destino de España y de Europa como aquel que protagonizó el Rey Felipe I de Castilla en Burgos.

Reyes pelotaris

Siendo el juego de pelota propio de la nobleza, que en sus castillos disponía de recintos para su práctica, fueron muchos los reyes pelotaris en diversos territorios europeos. En Francia encontramos referencias escritas desde Luis II el Tartamudo, en el siglo IX. Como le ocurrió posteriormente a Felipe el Hermoso, murió tras jugar un partido de pelota y beber agua fría. Fueron pelotaris Francisco I, Enrique II y Enrique IV. Fue precisamente fue este último, Rey de Francia y de Navarra, el que introdujo la raqueta como herramienta de juego en el Courte Paume. La palabra «trinquet», deriva probablemente de la palabra francesa «triquet», que designaba esa herramienta enrejada con cuerda. En la Corona de Aragón se constata la práctica de este juego por los reyes aunque sea con una recomendación negativa del médico Arnau de Vilanova que lo consideraba totalmente impropio para la realeza.

Siendo Felipe III príncipe jugó una partida en la localidad de Xàbia, acompañado del duque de Lerma. Hubo una seria discusión sobre si una de sus jugadas era falta o buena hasta que un humilde labrador se dirigió al príncipe: «Alteza, en su persona no hi ha faltes pero la pilota que vosté ha jugat si que ho es». Esta respuesta, sabia y prudente, dicen que le valió ser llamado como «asesor» de la época en la Corte.

En este pasado siglo destaca la presencia del rey Balduino en las finales de los campeonatos belgas, siendo sensible a un deporte muy popular entre las gentes humildes de la vieja Flandes. Los reyes de Holanda programan periódicamente su presencia en el Gran Premio de Franeker, la partida de pelota frisona más importante del año.

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