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Admirador de Genovés y renovador

A los 21 años ya era campeón de parejas de raspall y un año después inició un reinado incontestable en el mano a mano

Waldo nació para la pelota valenciana de la mano de su padre, Pepe, dueño de un conocido restaurante de Oliva, admirador número uno de Paco Cabanes Genovés e impulsor en los años noventa de la Taula de la Pilota, un lugar de encuentro democrático y de reflexión sobre este deporte. Pepe, su padre, murió en la disputa de una partida de raspall. En cada uno de los títulos conseguidos, el campeonísimo ha tenido siempre una mirada agradecida hacia el cielo.

Waldo mostró bien pronto todas sus enormes cualidades. A los 21 años ya era campeón de parejas de raspall y un año después inició un reinado incontestable en el mano a mano que le llevó a la conquista de diez títulos que pudieron ser algunos más si no hubieran aparecido un rosario de lesiones. Se quedó sin rival en el raspall y lo intentó en la escala i corda.

Su paso por el juego a l' alt no fue lo exitoso que esperaba pero completó su dominio técnico para convertirle en un pelotari integral, capaz de participar en los grandes duelos de todas las modalidades.

Fue campeón del mundo de Llargues con la selección valenciana en el año 2000; conquistó importantes torneos de frontón y se convirtió en un verdadero icono de este deporte, compartiendo con Álvaro de Faura el carisma de primera figura.

Reconocimiento de Oliva

Recibió el reconocimiento de su pueblo, a través de la asociación Centelles, en un solemne y hermoso acto en el que se resaltaron todas las virtudes humanas del premiado, sus sueños de cuando en pantalón corto cogía las manos de Paco y vivía de cerca los desafíos surgidos en las tertulias del restaurante contra primeras figuras vascas.

No es de extrañar que Waldo sueñe con inyectar imaginación a este deporte, que siga la estela creativa que siempre vivió desde su infancia.

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