Este fin de semana la localidad de Genovés se convierte en la sede de las finales del campeonato de clubes de raspall. Próximamente serán Parcent, Albal y Beniparrell las que hagan lo propio con las de Llargues, Frontó y Galotxa, respectivamente. Culminan los torneos que resucitaron el Joc de Pilota de una muerte clínica a la que se llegó a finales de los años sesenta del pasado siglo, tras lustros de menosprecio público, desinterés y apatía.
Sólo algunos pueblos como Murla, Godelleta, Sella, Borbotómantuvieron de manera sostenida el juego en la calle. La democracia y el deseo de volver la mirada a lo propio contribuyeron al milagro del que hoy disfrutamos. Si la pilota no murió en los años sesenta, no morirá nunca.
Hoy disponemos de decenas de escuelas, de decenas de clubes y de una estructura competitiva, a través de la Federació, que es envidia de la mayoría de deportes minoritarios. Eso se hace sin apenas ayudas. La pilota no puede morir. Los sentimientos, no mueren.