El foco de atención del balonmano vuelve a Mislata. La localidad valenciana, cuyo nombre estuviera años ha vinculado a este deporte, busca recuperar las buenas sensaciones del pasado. Y a fe que lo está consiguiendo. La quinta edición del Trofeo de Balonmano Villa de Mislata, en el que participaron casi mil niños y tuvo un padrino de excepción en la figura del mítico Juan Francisco Alemany así como a la danesa Ania Ejsmont, es parte del germen del nuevo crecimiento.

El alma mater de esta recuperación del balonmano en Mislata no podía ser otro que Gregorio García. El gurú de este deporte, hombre clave en los años de bonanza deportiva, volvió a ejercer tras un tiempo de exilio deportivo voluntario, y ahora aporta toda su experiencia otra vez desde la primera línea. «Estamos intentando que Mislata siga siendo balonmano». Su frase lo dice todo.

«Si nos movimos de Mislata a Ribarroja fue por cuestiones políticas. Yo luego dejé el trabajo de base, pero siguió funcionando el mismo germen. Ahora he decidido que mi etapa de descanso ya ha finalizado y que podía aportar cosas. La idea es una planificación para poder volver a estar en la elite dentro de cuatro años», explica Gregorio García.

El V Torneo Villa de Mislata ha sido el mejor ejemplo de que el interés por el balonmano sigue latente. «Han venido equipos de toda España y la idea es continuar creciendo. Queremos convertirlo en un torneo a nivel internacional que sea un verdadero referente en otros países de toda Europa con tradición de balonmano. Ahora , por ejemplo, han venido tres equipos de Noruega. Vamos a intentar que de mil niños podamos llegar a cinco mil», comenta el técnico.

El primer paso para la recuperación del balonmano en Mislata fue el regreso del equipo al pabellón de la Canaleta. Al igual que sucediera con el baloncesto y el Llíria, por ejemplo, el germen del Amadeo Tortajada resurgía en Mislata como un ave fénix con olor a pegamento.

No se estaba en la máxima categoría, como antaño, ni se disputaban encuentros de máxima rivalidad contra el extinto Iber, ni se jugaba en Europa contra equipos en los que militaban las mejores lanzadoras desde la línea de puntos. Pero Mislata, pese a tener que compartir el pabellón y no disfrutar del vital apoyo de un mecenas, lograba ir recuperando poco a poco su identidad.

«El mecenazgo es fundamental»

«La ley de mecenazgo es fundamental», afirma Gregorio García, «el deporte no puede depender de la voluntad política. Mientras no se facilite la entrada de capital privado al mundo del deporte mediante una ley de mecenazgo, estamos muertos». Es una vieja reivindicación del deporte valenciano en deportes no tan populares como el fútbol. Aún así, y pese a tenerlo todo en contra, Mislata y el balonmano son un maridaje indisoluble. Y su implantación social es el mejor ejemplo. Días atrás, el alcalde de Mislata, Carlos Fernández, comentó la importancia del balonmano para un municipio como Mislata en el que se respira la esencia de este deporte.