El Valencia afronta el 2017 con la necesidad de olvidar un 2016 plagado de fracasos y cerrado con el episodio final de la dimisión de Cesare Prandelli como entrenador, por lo que debe desviarse de la senda por la que ha caminado durante todo el año, especialmente en los últimos meses.

En primer lugar necesita recomponerse deportivamente al estar, con doce puntos, muy cerca del descenso y a continuación resolver sus problemas de funcionamiento como entidad y su relación con su entorno social más próximo.

Para conseguir que el año 2017 sea completamente diferente a 2016, el club valenciano necesita:

1.- Resultados. El primer bálsamo para revertir la situación es la de conseguir resultados que alivien la situación clasificatoria, den confianza a los jugadores y permitan pensar en mejorar futbolísticamente.

2.- Jugadores. El club necesita acertar en el mercado de fichajes de invierno para superar las carencias mostradas por un equipo que ha presentado hasta el momento más problemas de calidad que de entrega y pundonor por parte de la mayoría de sus jugadores, aunque la capacidad de maniobra en este capítulo parece limitada.

3.- Liderazgo. El Valencia debe encontrar sobre el terreno de juego y en el vestuarios líderes que arrastren a los compañeros y que, además de su calidad futbolística y profesional, crean en el proyecto y deseen contribuir a engrandecer el club. Prandelli, tras dimitir, señaló que en el equipo faltaban jugadores con carácter.

4.- Banquillo. Hace falta estabilidad en el banquillo tras un 2016 en el que ha tenido cuatro entrenadores, lo que nunca ha dado continuidad al trabajo del técnico. La marcha de Prandelli ha supuesto un fracaso para el club y para el técnico y ahora el proyecto está en manos de Voro, obligado a reflotar el equipo.

5.- Ritmo. El equipo ha unido a su mal momento deportivo la dificultad que supone no poder coger ritmo de competición, pues su ausencia en los torneos europeos, los descansos por fines de semanas de selecciones, el partido aplazado ante el Real Madrid o las dos semanas sin fútbol en Navidad han provocado fases demasiado largas sin jugar, tal y como ocurre con el ciclo actual de un mes completo entre dos choques ligueros consecutivos.

6.- Calor. La frialdad con la que se viven los encuentros en Mestalla, como consecuencia del bajo rendimiento del equipo, debe cambiar porque el apoyo de los aficionados es fundamental para revertir la situación deportiva.

7.- Conocimiento. La cúpula del club, desde el máximo accionista Peter Lim a sus representantes en Valencia, debe mejorar su conocimiento del fútbol en general y del club y su entorno en particular. Para ello se necesitan personas identificadas con la entidad en todos sus ámbitos, sobre todo en los puestos de mayor responsabilidad. Hace falta menos empresa y más espíritu futbolístico.

8.- Cercanía. Los dirigentes de la entidad, que ya llevan dos años en Valencia, deben buscar fórmulas para conectar con la sociedad valenciana en general y con el valencianismo en particular, crítico con la distancia desde la que Lim, que reside en Singapur, dirige la entidad.

9.- Ingresos. Aunque en este cambio de año los principales problemas del Valencia no son exclusivamente económicos, la camiseta sigue sin publicidad, el "fair play" financiero limita sus opciones y el prestigio del club no aumenta en el panorama nacional e internacional.

10.- Sueño. Prácticamente imposible para esta temporada, pero el Valencia debe trabajar en dos o tres campañas volver a ser un equipo habitual en las competiciones europeas y dejar de pensar en el descenso como una posibilidad real.