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La necesidad de personal cualificado en todos los partidos

"Es la sexta vida que salvo en un campo de fútbol"

Un fisioterapeuta salva seis vidas sobre el terreno de juego

Un fisioterapeuta salva seis vidas sobre el terreno de juego

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Un fisioterapeuta salva seis vidas sobre el terreno de juego J. M. Bort | valencia

Gabriel Gómez, Gabi para la gente del fútbol regional, aún lleva los dedos marcados por las dentelladas de David Giménez, el delantero del CD Serranos al que salvó la vida hace 9 días. Le sacó la lengua de fondo de la garganta cuando la muerte ya había decidido salir de cacería, esa noche, por el césped del estadio Tomás Berlanga. Se fue con las manos vacías porque allí estaba, otra vez, el masajista y fisio del Sporting Requena. Siempre puntual, siempre exacto a la cita. Doña Triste no puede con él.

No es la primera vez. Ni la segunda, ni la tercera que Gabi evita la asfixia de un futbolista. «Es la sexta vez que me ha ocurrido. No sé por qué, pero la vida me ha puesto ahí», explica con una sonrisa plácida, reposada, en su rostro. A su lado, David Giménez, su último rescate, asiente aún conmovido. Levante-EMV los reunió el jueves. El delantero, tendencia en las redes sociales el pasado junio por culminar el ascenso del CD Serranos a Preferente con un gol a lo Panenka en el play-off de ascenso, lleva las huellas de un combate corto, pero intenso: varios puntos en el labio inferior y llagas hasta en el esófago.

«Es la vez que más me ha costado abrir una boca. Al estar inconsciente, es difícil, porque el músculo de la mandíbula es el más fuerte del cuerpo. Tienes que apretar fuerte bajo las orejas y tratar de meter un par de dedos, mientras con la otra mano buscas las lengua con el dedo corazón, que es el más largo. Creía que me cortaba un dedo, pero hubiese seguido adelante», explica el masajista del Requena, que no dudó en salir como un poseso desde el banquillo al ver la aparatosa caída del futbolista. «Cayó boca arriba, con mucha fuerza, y su cabeza rebotó. Me dije: ´otra vez, otra lengua que sacar´. Y salí decidido, sin ninguna duda. Sabes que tienes 30 segundos, porque a partir de ahí todo se va complicando», añade. Antes de medio minuto, efectivamente, la lengua de David estaba en su sitio, mientras la ambulancia estaba ya de camino. «Lo último que recuerdo es un cambio de jugador dos minutos antes. Y, después, como si me levantase de una siesta, empecé a escuchar voces», recuerda el futbolista de 30 años. Era la voz de Gabi, que le anunciaba que estaba de vuelta. «Yo me pregunto qué hubieses hecho si no hubieses podido abrirme la boca», pregunta el jugador. «Pues muy claro: el siguiente paso hubiese sido romper los dientes. Lo que tengo claro es que ahí no te ibas a quedar», responde el masajista, al que no le tembló el pulso. Tuvo que partirle un labio. Los héroes no tienen miedo a la muerte. Es un desafío en el que se sienten victoriosos. «La primera vez fue en el 94, en Chiva. Después me ha pasado con el Buñol y el Requena, incluido con un aficionado. Me lo habían explicado un día en clase, pero hay que hacerlo. Cuando te lo enseñan es una cosa, y otra es cuando tienes que hacerlo», recuerda.

¿Están el fútbol regional y el fútbol base preparados para este tipo de situaciones? La respuesta es no. «Si no llega a ser porque está Gabi y la gente del Requena, yo no estaría aquí», afirma David, que también entrena al Infantil B del Serranos. «Te enseñan algo en el curso de entrenador, pero no es suficiente. ¿Qué pasa si le ocurre a un chaval? Es necesario que en todos los recintos deportivos haya una persona cualificada para saber actuar. En una mañana, se juegan muchos partidos», añade David. «En todos los campos debería haber una persona preparada que supiese actuar, porque hay vidas en juego. Es un deporte de contacto. Es raro que puede ocurrir, pero ocurre. Sabemos que hay un minuto y medio de margen, nada más», confirma Gabi, un amante de la filosofía taoísta. Y de la vida.

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