Pase lo que pase el viernes, o en en el tercer partido si es que lo hay, el Valencia Basket ha adelantado por la izquierda, y con el intermitente perfectamente señalizado, al Unicaja Málaga en la obtención de la esperada licencia para jugar la Euroliga de una forma continuada. Bien lo sabe el director general de la máxima competición continental, Jordi Bertomeu, que ayer presenció el partido desde la zona VIP. Una buena ocasión para confirmarse a sí mismo que la progresión del club de La Fonteta es directamente proporcional a la presencia de hidróxido de carbono en la atmósfera terrestre. No se puede ver. Pero se respira, se siente.
De momento, y a falta de conseguir esa Licencia A, el Valencia Basket tiene a tiro su cuarta parcipación en la Euroliga de forma instantánea. Si gana en Málaga, lo hará. Si pierde pero ganase el tercer y definitivo partido, el miércoles que viene en La Fonteta, lo mismo. El derecho del campeón de la Eurocup a jugar la competición de los «ricos» sólo puede anularse, este año, si la presente edición de la Euroliga la ganasen el Estrella Roja o el Darufassaca, dos equipos sin licencia.
El Valencia Basket ha jugado tres veces la Euroliga (2003-04, 201-11 y 2014-15), en los tres casos con el derecho ganado en la cancha. Pero el club taronja persigue, desde su salto a la élite, a principios de la década anterior, la llamada de la Euroliga para jugar como un invitado habitual. Tal como lo hace el Baskonia, por ejemplo, el tercer equipo de la Liga ACB con esa mención junto al Real Madrid y al Barcelona. La competición retiró esa franquicia al Unicaja el verano pasado, 15 años después de ser aceptado. El siguiente en entrar debe ser el Valencia Basket. Lo sabe todo el mundo. Ahora mismo, la otra vía para jugarla este año, más allá de las licencias y la Eurocup, es quedar entre los 4 primeros en la ACB.
La sociedad de La Fonteta cumple con todos los requisitos. Se solicitan garantías económicas, tener un proyecto deportivo acorde con las exigencias de una competición internacional, cumplir cuestiones de infraestructura en cuanto a pabellón, aforo, presencia de aficionados en las gradas, posibilidades hoteleras y aeroportuarias, número de habitantes de la ciudad, jugar en un pabellón de al menos 10.000 espectadores (esta norma, por cierto, se la saltan equipos como el Barcelona, mientras que La Fonteta, con un aforo de 8.500, está muy cerca) son algunos de los requisitos para ganarse una licencia A.
El pasado mes de enero, Bertomeu visitó Valencia. El consejero delegado, Paco Raga, le enseñó las obras de l´Alquería del Basket, que convertirá al Valencia Basket en la capital del baloncesto base.
