«La cosa va a peor», se lamenta Elena Borja, portavoz del colectivo de nadadores en mar abierto de València «Nadópatas Patacona», en relación a la falta de seguridad en las travesías en las que participan. «Estamos cansados de participar en pruebas donde los recorridos no están balizados, apenas hay boyas orientativas marcando el kilómetro en el que te encuentras, ni suficientes kayaks de apoyo. Nadar se convierte en un infierno si te ves solo en mitad del mar. Nunca, ningún nadador, debería encontrarse solo, desorientado o perdido en medio del mar. Con los altos precios de inscripciones que estamos pagando (de 40 a 60 euros), nos deberían garantizar como mínimo unas medidas de seguridad. Y, una vez en el agua, centrarnos única y exclusivamente en nuestro objetivo: nadar».

«Nadópatas Patacona», vinculado a 2.500 personas, se queja de las dos últimas pruebas en las que ha participado: el 14 de mayo en Altea, organizado por Mediterranean Coast Challenge (10k, reales 12k), y , el 4 de junio, en Tabarca, organizado por Rotarys Mariners (6,5k, reales 7,5k). «En ambas travesías», se lamenta Elena, «no se ha balizado la prueba, no había suficientes kayaks ni avituallamiento durante la prueba (en el reglamento sí que constaba )». «En Altea», añade, «no contamos ni con el avituallamiento en llegada. Tras haber nadado 12k, no había ni agua en meta».

«Nos apasiona nadar en el mar y queremos seguir haciéndolo, pero de forma segura», prosigue la portavoz de l colectivo de nadadores. «Por parte de las organizaciones vemos que no cambian y, año tras año, siguen con los mismos errores. Tampoco piden disculpas públicamente a todos los participantes desde sus paginas de face book, guardan silencio».

No hay normativa que regule las medidas de seguridad en las travesías en mar abierto,ni boyas de orientación ni el número de kayaks en función del número de nadadores y de la distancia de la prueba. «No es obligatorio que haya una ambulancia: en caso de accidente, estás desamparado», abunda Elena Borja.

Este grupo de nadadores ya logró, hace dos años, que se balizaran las playas de las Arenas, Malvarrosa y Patacona, y se prohibiera la circulación de embarcaciones a menos de 200 metros de la costa. Tras muchas reuniones con diferentes organismos de València y Alboraya, el grupo consiguió que las balizas estén presentes en estas playas durante seis meses.