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Entrevista | Carlos Campos

Campos: "El 99 % de quienes saben mucho de fútbol no han leído el reglamento"

El maestro de los árbitros valencianos explica cómo se sienten los colegiados jóvenes en los campos de Regional

Campos: "El 99 % de quienes saben mucho de fútbol no han leído el reglamento"

¿Qué es el miedo para el árbitro?

Cuando ves que no tienes ninguna protección, porque no hay fuerza pública, y que hay gente que te amenaza. Eso, cuando se pasa de revoluciones y pasa una frontera, tienes miedo y no tienes otra que huir, meterte en tu vestuario a la espera de que alguien pueda avisar a las fuerzas de orden público para que puedan protegerte.

Si uno agrede, se unen otros, la manada.

Basta que una persona sea la primera en golpear para que el resto se abalance. Si ves a 20 personas que te están amenazando y una suelta la mano, seguramente alguna más le siga. Ese miedo solo lo sabemos quienes lo hemos pasado.

¿En su época era distinto ?

En mi época no existían los móviles y ahora los árbitros tienen la pequeña ventaja de llegar al vestuario y, desde allí, llamar al 112. Antes, tenía que ser que alguien llamase de un teléfono público a la policía. Pero el miedo es el mismo.

¿Y por qué vemos como algo normal insultar al árbitro?

En ninguna actividad se ve como algo normal que alguien que desarrolla esa actividad sea insultado y amenazado. Imagínese a un médico que está operando y la gente a su alrededor le esté insultando.

¿Es en todas las culturas?

Por desgracia está bastante extendido. Vemos casos en Sudamérica, en Europa, en África.... Y parece que si no sabes soportar que te insulten, pues no vales para árbitro. Cualquier profesión o hobby debe desarrollarse en pos de mejorar sin amenazas ni insultos.

Y en la formación, ¿les dicen a los chicos que deben soportar los insultos?

No, no les decimos nunca: 'preparaos para que os peguen', aunque todos saben que puede pasar.

¿La violencia varía según el estrato social de las aficiones?

A mayor nivel cultural, mayor respeto, pero esa norma se rompe en muchas ocasiones. No depende de culturas sino de la educación de cada uno. Debe de nacer desde las propias escuelas de fútbol, que cuando haya una persona indeseable para el deporte, alejarla del fútbol porque es un mal.

¿Hay que enviar a las chicos que empiezan a arbitrar a aprender a los campos de Regional?

Actos xenófonos, racistas o violentos pueden ocurrir en cualquier localidad o instalación. No se trata de entidades sino de particulares que, en un momento dado, tienen una actitud violenta hacia los árbitros, entrenadores o los jugadores.

¿El número de amenazas y agresiones ha disminuido?

Quiero creer que sí. Tampoco nos enteramos de todas. Si el árbitro se mete en el vestuario y cuatro personas lo insultan y lo amenazan, eso no tiene eco, pero el miedo se pasa. No se puede cuantificar. Igual que la sociedad, hace 40 años, estaba peor que ahora, quiero creer que ahora hay menos peligro.

¿Cómo nació su vocación?

Iba al colegio, a Escolapios, y el padre de un amigo mío, Manolo Fandos, era árbitro. Y un día, con 12 años, salí de clase, subí las escaleras del Comité de Árbitros y hasta hoy.

¿A partir de qué edad pueden pitar los chavales?

Sobre los 14. Se les requiere unas pruebas físicas exigentes, después unos cursos tanto técnicos como de redacción de actas y de reglas de juego. Cuando comienzan, son tutelados por árbitros de categorías superiores. Luego tienen pruebas en verano y en Navidad. Y en Tercera y Segunda B tienen inglés y psicotécnicos para afrontar todo lo que comporta un partido.

Hace unos años, a un árbitro de 17 años, que se retiró tras la agresión, un jugador le rompió el bazo de un puñetazo. ¿No empiezan a pitar demasiado jóvenes?

Al que está viendo el partido a veces se le olvida que el árbitro es un crío como su hijo. Y se olvida de que está aprendiendo, como su hijo, y descarga toda su ira sobre un chaval de 15 años que evidentemente puede fallar. A jugar al fútbol comienzan a los siete años, pues a arbitrar, para llegar a los 30 años a Primera, tienes que empezar joven para poder aspirar a alguna meta.

¿La gente conoce el reglamento?

El 99% de los aficionados que saben mucho de fútbol no se han leído el reglamento. Y están calificando a los árbitros sin conocer el reglamento. Es como jugar al póquer sin saber las normas. Por ejemplo, en el saque de banda. Mucha gente dice: 'está pisando la línea'. ¡Es que se puede pisar la línea!

Y los profesionales, ¿se han leído el reglamento?

Uno de los exámenes de los entrenadores de fútbol es reglas de juego. El entrenador y el jugador, si saben las reglas, podrán sacar más partido a su rendimiento.

¿Está a favor del VAR?

El VAR para mucho el juego y habrá jugadas que, viéndolas por televisión, para mí sea blanco y para ti negro. El ojo de halcón sí porque en el campo no se ve bien. El no gol de Messi en Mestalla, por ejemplo, el linier está con el penúltimo defensor, como es su obligación para estar pendiente del fuera de juego, y no está en línea sino en oblicuo a la portería. Son más fáciles de ver en la grada que en el campo. Los codazos también son muy difíciles de ver.

¿Es un orgullo contar con un árbitro valenciano en el Mundial de Rusia (Mateu Lahoz)?

Sí, es lo máximo. No solo un árbitro sino un árbitro asistente como Pau Cebrián, que lo acompañará. Es un orgullo para el Comité y para los valencianos.

¿Está a favor, como Mateu, de dejar jugar?

Antes había más teatro y ahora se intentar dejar jugar. Alguna falta se te tiene que ir, es lógico, pero es importante dar fluidez al fútbol.

En el Atlético Museros-La Creu de juveniles, ¿el árbitro actuó correctamente al suspender el partido por insultos racistas?

Hace años, Víctor Esquinas, en un Zaragoza-Barça, paró ya el partido. Para cortar gritos xenófobos u homófobos, la norma es clara: dirigirse al delegado del campo para llamar a las fuerzas públicas, localizar a los culpables y tomar las medidas oportunas. Y si no se toman, suspender el partido.

¿Existe el vasallaje psicológico de los árbitros con los grandes, como dijo Prandelli?

Cuando pitas a un equipo más mediático, un error se magnifica. A los jugadores les pasa lo mismo. Por ejemplo, el penalti que paró González al Dépor en 1994. A Djukic, que falló el penalti, todo el mundo lo arropó. Si el árbitro no llega a pitar el penalti, a López Nieto no le habrían dicho: 'tranquilo, a la otra acertarás, campeón'. El jugador tiene detrás a la afición; nosotros solo tenemos a la familia y a veces también nos critica. 'Vaya penalti has pitado, hijo', me decía mi padre.

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