Toni Zapa (Venta del Moro, 1966) ha perdido la cuenta del número de países que ha visitado, pero recuerda con exactitud el nombre de los ríos que ha navegado. También su color, la bravura del agua, los olores, las gentes que conoció€ Toni, «Zapa Toni» para sus conocidos, es un alma libre la mayor parte del año. Dirige una empresa de kayacks en el río Cabriel y, cuando puede, se escapa a ser él mismo el protagonista de sus aventuras. La última, su bajada en pádel surf por el río Nilo. Unos 150 kilómetros entre Asuán, en la parte más meridional de Egipto, y Luxor. «¿Dónde y qué es lo que quiero ?, me pregunté. Un buen clima, un lugar barato y a ser posible exótico y donde pudiera correrme una bonita aventura. De repente me llegó la inspiración: el Nilo. Entré en fase de ensoñación... y en una hora fragüé todo mi viaje», explica Zapa Toni, un tipo que se siente cómodo en la improvisación. «La planificación me agobia», añade.

Zapa Toni ha sido el primero en bajar el Nilo en una tabla de pádel surf. Una forma de navegar que muestra una perspectiva diferente del río que te lleva. «Es totalmente distinto. Ves la profundidad del agua, los peces, las algas€ Yo le llamo ´la mirada del ganchero´», afirma.

«Empecé a practicarlo en el Cabriel y en otros ríos de España. Hay un sueco que también se interesó. Tengo una tabla propia para el río, una zapper, elaborada a través del ensayo-error. Es más ancha y más corta, con más grosor, la punta levantada y las aletas más pequeñas», explica Zapa. «Pescadores, pastores o gentes del Nilo me saludaban, no sin cierta curiosidad, pues parecían no haber visto a nadie flotar de pie sobre sus aguas. Hasta los cruceros solían saludar efusivamente. En algunos podía apreciar incluso la envidia que les proporcionaba», añade el aventurero valenciano, un tipo que ha visitado muchos rincones del mundo. Pocos valencianos conocen mejor que él el norte de África, su parte más salvaje.

¿Por qué esta vez el Nilo? Por varias razones. «Por el río y por la sensación de viajar en el tiempo. Desde el río ves vergeles y al fondo el Sáhara. Se junta el sol, el agua y el buen clima», afirma Zapa, que se ha encontrado un Egipto más silencioso de lo normal. «La gente no quiere ir por el peligro del terrorismo y está vacío», recuerda.