Sea por la coincidencia con las fiestas navideñas, por la necesidad general de los empresarios de concentrarse en sus negocios o por una relativa tranquilidad en la institución sobre su futuro, lo cierto es que la Cámara de Comercio de Valencia todavía no ha diseñado un plan que le permita hacer frente a los efectos que tendrá para la institución el decreto gubernamental que convierte en voluntarias las cuotas obligatorias con las que se financiaban fundamentalmente estas instituciones hasta ahora. Diversas fuentes de la corporación consultadas ayer por este diario admitieron que aún no se ha empezado a determinar las consecuencias de la citada decisión y a diseñar la nueva Cámara.

Sí que ha habido, como publicó este diario, conversaciones informales entre los miembros del comité ejecutivo, algunos de ellos también vocales del comité de la patronal CEV, tendentes a ver cómo se reorienta la institución. Se ha hablado de que es posible el recorte de empleos, de la necesidad de coordinar la prestación de determinados servicios con la patronal y de unificar las distintas oficinas comarcales que tienen cada una de las organizaciones. Pero sin números encima de la mesa ni propuestas concretas.

Las fuentes consultadas recuerdan que otras corporaciones ya han presentado planes concretos, entre ellas la de Madrid, que aplicará un ERE para el 25% de la plantilla. En la de Valencia nada se sabe de eso. Como recordaba el secretario general de Comfía CC OO-PV, José Miguel Mandingorra, la dirección no ha vuelto a reunirse con los empleados desde que les comunicó el decreto del Gobierno, pero hay "tranquilidad por las garantías que aquel día ofreció José Vicente Morata [el presidente] en el sentido de que no habría efectos sobre el empleo ni a corto ni a medio plazo porque la institución tenía medios para sobrevivir". Las fuentes empresariales consultadas aseguran que esta misma semana deberían iniciarse las conversaciones internas para dar una respuesta a la nueva e irreversible situación.