­Tráfico con cuenta gotas y tiendas y bares abiertos, pero sin clientes. El centro de la ciudad de Valencia amaneció ayer como cualquier otro día, aunque la ausencia de transeúntes evidenciaba la jornada de huelga general. La afluencia de público se centró ayer en las terrazas, con presencia masiva de turistas, y con algunos parados y huelguistas. «Aquí estamos, como en ´Los lunes al sol´. Yo porque estoy en paro y mi amiga porque ha ejercido su derecho a huelga«, afirmó ayer Pilar Martínez, vecina de Valencia de 37 años, mientras tomaba una caña con su amiga Amparo Climent.

Los bares y restaurantes que rodean la plaza del Ayuntamiento estaban abiertos, pero prácticamente vacíos. Tanto a la hora del almuerzo como a la hora de la comida. Los empleados de locales que, en una jornada normal, están hasta la bandera de funcionarios, ayer se limitaban a tener el mostrador resplandeciente y a esperar a que llegara algún cliente despistado. Aseguraron que, solo en almuerzos, la clientela bajó ayer más de un 70%. Y eso que la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, aseguró ayer que solo el 17,68% de los funcionarios ejercieron su derecho a huelga.

«No ha entrado prácticamente nadie. Ni a tomarse un café. Es una situación extraña, la verdad, porque no hay movimiento. La gente se ha quedado en casa. ¿Ves? Hay mucho silencio. Ni coches, ni gente», afirmó Ricardo, empleado de Al Gust, un local que, de normal, está hasta la bandera a la hora de comer. Ayer había una pareja.

«Estamos aburridos toda la mañana. La huelga se ha notado mucho, porque no hay coches, ni gente de paso. Parece ser que la gente, ante la falta de transporte público, ha decidido quedarse en casa, o por lo menos, no pisar el centro de Valencia», aseguró Pedro, responsable de L´Expresso. Y dio en el clavo. Y es que, la situación en los bares de alrededor de la Ciudad de las Artes y las Ciencias fue bien diferente. «Hoy hemos tenido más clientes que nunca. Vamos, como si fuera un domingo», aseguró la responsable de uno de los bares frecuentados por los empleados del Palau de les Arts Reina Sofía.

El comercio abrió en la ciudad, pero no tuvo clientes. La presencia de piquetes en el centro provocó que los empresarios bajaran las persianas a su paso, para luego volver a abrirlas. Aún sí, algunos establecimientos y tiendas del centro de la ciudad permanecieron cerrados a cal y canto durante toda la mañana. Principalmente, los comercios más pequeños que no pertenecen a franquicia alguna.