La enorme devaluación que han sufrido las acciones de Bankia desde que hace un año empezó a cotizar en Bolsa -un 80,6 % al cierre de ayer- y las participaciones preferentes de Bancaja, en su mayoría canjeadas por títulos del banco, en las que quedaron atrapados muchos clientes de la antigua entidad de ahorros valenciana han provocado un gran malestar entre los usuarios de la empresa, que han trasladado su enfado a la parte más visible de la entidad: sus oficinas y sus trabajadores. Fuentes sindicales consultadas por este diario aseguran que en las sucursales valencianas de Bankia, las que antes eran de Bancaja, se han vivido momentos de alta tensión por las quejas, en ocasiones airadas, de los clientes. Una situación que se agravó a partir de abril con los problemas que surgieron por el cambio de plataforma informática, dado que se impuso en todo el grupo la que tenía Caja Madrid.

Las mencionadas fuentes aseguran que se han dado casos de empleados que han recibido un bofetón por parte de un cliente. A otros les tumbaron la pantalla de sus ordenadores en el fragor de la protesta. También se han producido amenazas. En una sucursal de Paiporta, un usuario llegó a amagar con volver por la tarde con una escopeta, lo que obligó a algunos dirigentes sindicales a acudir a la oficina para dar apoyo al empleado. La situación llegó a tal punto que algunos trabajadores y directores de sucursales tuvieron que pedir la baja por depresión y siguen atemorizados ante la perspectiva de reincorporarse a su puesto de trabajo y tener que enfrentarse de nuevo a la inquina de los clientes afectados. Las citadas fuentes aseguran que en las últimas semanas la presión se había calmado y que, hasta ahora, al margen de alguna discusión subida de tono ante algún cliente exaltado, eran siempre estos últimos los "agresores".

De ahí que mostraran su sorpresa tras conocer la reclamación que ha presentado ante la entidad y el Banco de España un usuario de Valencia que se sintió "ultrajado" por la actuación del director de una oficina ubicada en la Avenida Giorgeta, que ayer no atendió la llamada de este diario para conocer su versión de los hechos. Vicente Santafé, cuyas cuentas están en otra sucursal de Bankia, situada en Benaguasil, acudió a la entidad para que le anularan unos recibos que una compañía telefónica le estaba cobrando indebidamente, como había hecho ya en otras ocasiones sin tener ningún problema. Según el relato contenido en la reclamación, el director "apareció, como si fuera un energúmeno, diciéndome que esa no era mi entidad bancaria", instándole a que se marchase y amenazando con llamar a la policía si se resistía a irse. Santafé se puso en contacto con su oficina de Benaguasil, donde le recomendaron que volviera a la anterior sucursal y pidiera la hoja de reclamaciones. Así lo hizo, para enojo del director de la misma. Los arrebatos que siguieron, del mismo tenor que antes, terminaron cuando aparecieron cuatro policías nacionales que pusieron fin al altercado, pero no evitaron que el cliente, herido en su "dignidad", mantuviera la reclamación.