Como si de una gran reforma se tratara, el calendario de festivos ha desatado la polémica entre patronal, sindicatos, gobiernos autonómicos, central y Conferencia Episcopal. Esta última, aunque el español sea un estado aconfesional, es la que dicta la mayoría de los días en que los españoles o los valencianos pueden o no trabajar. Así, la supresión de fiestas religiosas ha sido, es y parece ser que será uno de los grandes escollos que tendrá que salvar el Gobierno de Mariano Rajoy de cara a la modificación de festivos para acortar puentes, puesto que los sindicatos, en principio, no están poniendo inconvenientes.

Finalmente, se han establecido 8 días festivos, uno menos que el año pasado. La festividad suprimida es la de la Purísima, el 8 de diciembre, puesto que cae en domingo. Entre las festividades que se quedan está la de Todos los Santos, que, según informaciones previas a la reunión del consejo de ministros del viernes, parecía que iba a caer del calendario de festivos.

Así, y de momento, las negociaciones con los diferentes agentes, entre ellos el presidente de la Conferencia Episcopal Rouco Varela, continúan abiertas hasta final de año, postergando la decisión de trasladar a lunes algunos festivos. Con todo, la idea del Ejecutivo de dar una mejor imagen exterior quitando días libres parece que se podrá cumplir, y es que Mariano Rajoy tiene el calendario de cara. Para 2013 la mayoría de los festivos nacionales caerán en fin de semana, menos Año Nuevo, el 1 de mayo, el 15 de agosto y Navidad.

El problema ahora se traslada a 2014. Rajoy, por boca de su director general de Empleo, Xavier Thibault, mantiene que en 2014 solo serán tres los días que podrían verse afectados por un cambio en el almanaque: el ya mencionado Todos Santos, el 15 de agosto, y el 6 de diciembre, día de la Constitución, que no caerán en fin de semana.

Será ahí cuando el presidente tenga que mandar ese mensaje al corazón de Angela Merkel de que los españoles no están siempre de vacaciones. Aunque de momento Rajoy parece que ha seguido los pasos de su compañero de partido y jefe del ejecutivo valenciano, Alberto Fabra. Tras el llamativo anuncio de pasar San José y el 9 de octubre a lunes, no sólo no se ha hecho, sino que además se ha marcado el 18 de marzo como festivo.