La futura Agencia de Inversiones anunciada por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, tiene una ardua faena por adelante. Su primera misión no será organizar la siempre pendiente ventanilla única valenciana para despejar a córner trabas burocráticas. Si hay un objetivo más urgente que todo eso es tratar de poner en el foco de las empresas extranjeras a la Comunitat Valenciana. Años de proyectos faraónicos, grandes campañas de propaganda y gastos desmesurados en ferias y eventos para «poner a Valencia en el mapa» no parecen haber servido de mucho.
La inversión extranjera en la Comunitat Valenciana no sólo está en retroceso, sino que corre riesgo de entrar en el terreno de lo testimonial, a tenor de los últimos datos registrados en el Ministerio de Economía. Entre marzo y junio, la autonomía apenas registró 15,8 millones de euros de inversión productiva de empresas foráneas. La cifra está a años luz de territorios como Madrid y Cataluña que concentran casi el 90 % del conjunto de las aportaciones del trimestre en España, con 4.229 millones de euros y 1.302 millones, respectivamente.
El caso valenciano es grave no sólo por la enorme distancia sobre los dos principales centros económicos del Estado español, sino porque también está por debajo de otros territorios como Andalucía (366,7 millones de euros) o Aragón (45,2 millones). En lo que va de año, la Comunitat apenas ha recibido 54,2 millones de euros. Y eso en un contexto en el que el conjunto de España vive uno de los momentos más dulces de los últimos años con una inversión en el segundo trimestre de 6.150 millones de euros. Los bajos costes productivos españoles y las oportunidades de compras no financieras explican esta tendencia de la que, de momento, se ha quedado descolgada la autonomía.
La Comunitat viene de registrar cifras positivas en el pasado ejercicio. 2014 se cerró con un flujo de inversión de 820,9 millones de euros, una cifra en la que ha tenido mucho que ver el plan de inversiones ejecutado por Ford en la planta de Almussafes entre 2011 y 2014. La compañía automovilística ha inyectado en la factoría valenciana 2.300 millones de euros para adaptarla a la fabricación de nuevos modelos. Pero la finalización de ese plan ha puesto al descubierto la dependencia del monocultivo de Ford y la escasa capacidad de la autonomía para atraer nuevos actores extranjeros pese a contar con unas infraestructuras adecuadas y una posición geográfica óptima.
Convencer a los posibles inversores de las bondades del territorio es el primer objetivo del nuevo gobierno de la Generalitat si quiere comenzar a apuntarse cifras más presentables que las que ahora figuran en las bases de datos del Ministerio.
