Conversación entre Almirantes. El lunes el Club Mercantil Diario Levante reunió en un innovador diálogo a Aurelio Martínez, nuevo presidente del Puerto, y a Vicent Soler, conseller de Hacienda. Parecía más que razonable contextualizar la que iba a ser la esperada première de los planes del puerto dentro de la cuestión competencial del Modelo Económico, pues una materia no debería empezar a atisbarse sino desde su relación con la otra. En materia económica (y en todo lo demás) necesitamos construir panorámicas más amplias capaces de franquear los pobres límites de lo que ya hay. Y en esa forma como de conversación integrada entre dos Almirantes de la Corona de Aragón „entiéndase„ es donde el actó rindió cuentas de su valor añadido.

Dissatisfaction attitude. Hace diez años que los surcoreanos Teng Wang, Kevin Cullinane y Wook Song publicaron Container Port Production and Economic Efficiency (Palgrave, 2005), una de las pequeñas biblias de la productividad portuaria en el tráfico de contenedores. La productividad, venían a explicar, es la derivada cultural de una actitud de permanente insatisfacción por parte de aquellos prestadores de servicios portuarios capaces de exigirse a sí mismos más que lo que sus propios clientes les exigirán en sus relaciones comerciales. Es la denominada dissatisfaction attitude.

Muy puesto en el papel, el primer tercio de la intervención versó sobre las serias amenazas que ponen en peligro los logros consolidadados del puerto. El timbre grave no pasó desapercibido a Cruz Sierra que tuiteó: «Martínez describe un panorama desolador de la actividad portuaria en el Mediterráneo». Sucede que Martínez no hablaba tanto en condición de presidente, sino adoptando el punto de vista de futurible cliente descontento. Trabajemos con la intensidad a que nos obligaría el peor escenario. ¡Eureka! Convirtamos en un drama cualquier amenaza. Indignémonos por cualquier margen descompetitivo en los precios. Veamos el fantasma de los demás puertos por todos lados. Minimicemos los éxitos y demos por hecho que si algo malo puede suceder sucederá. En el transporte internacional si quieres la paz, prepárate para la guerra.

Hinterland. Entre algunas otras cosas, se refirió Martínez a la necesidad de consolidar su base de clientes peninsular marcando como prioridad la plaza logística de Zaragoza en su conexión ferroviaria. Ramón Gómez-Ferrer aludió también recientemente a la sugestiva cuestión de enlazar las redes comunitarias atlántica y mediterránea desde una perspectiva transeuropea. Si ciertamente el puerto puede haber tenido algún problema de competitividad tiene un problema aún mucho mayor de competencia. De libre competencia, es decir. La magnitud operativa de la desconexión Zaragoza-Valencia en relación a su presupuesto irrisorio invitan a contemplar las peores hipótesis respecto al origen de la cuestión.

Continuidades razonables. El puerto es la válvula cardiaca que garantiza la continuidad operativa del sistema productivo e industrial. En ningún entorno de coordenadas avanzadas los cambios políticos se traducen en operaciones de sustitución a corazón abierto. Tanto la continuidad de ciertos cuadros como la reasignación de funciones al expresidente constituyen un acierto de la nueva dirección. Por supuesto, el puerto depende del Parlamento. Y así ha sido. Pero no es el Parlamento.

El puerto y la ciudad. Volvió a plantearse en las preguntas la complicada solución de la interfaz urbanoportuaria (Boira) y „cómo no„ del futuro de la ZAL (Monreal, Pitarch). El puerto y la ciudad deben explorar las bases para su convivencia equilibrada. La ciudad debe comprender que la polución portuaria ya no es la del siglo XIX. Y el puerto asumir que las expectativas de sostenibilidad de la ciudad van más allá de de los estándares del XX. Sean lo que fueren las ciudades y los puertos del siglo XXI, en muchas partes de Europa y el mundo están encontrando caminos dialogados para fortalecer mutuamente sus dinámicas. Tal vez Ana Botella pueda hacer alguna contribución al respecto. No en vano es de las personas con una mayor experiencia en la gestión de las dimensiones de esta intrincada cuestión.