El proceso de desapalancamiento de familias y empresas valencianas aún no ha terminado y eso que la economía española se encuentra en plena fase de recuperación de la brutal crisis económica. Los últimos datos del Banco de España, al cierre de 2016, detallan que en ese ejercicio el volumen de crédito de los residentes en la C. Valenciana volvió a mínimos históricos y se situó en 112.167 millones. Se trata de 1.620 millones menos respecto de los 113.787 de 2015. Esta evolución indica que sigue siendo mayor el esfuerzo que hogares y mercantiles realizan en devolver sus deudas que en comprometerse financieramente de nuevo.

Sin embargo, la evolución pone de relieve que pronto podría darse la vuelta a esa ecuación. La estadística del Banco de España detalla cómo en el año en que la Gran Recesión se manifestó en toda su crudeza, en 2008, el volumen de crédito en la C. Valenciana era de grandes proporciones, como consecuencia de unos años previos de enorme expansión del consumo, no solo inmobiliario.

En aquel año, la banca tenía prestados en la autonomía 183.479 millones. Desde entonces, se ha ido produciendo un acusado proceso de desapalancamiento derivado de la necesidad de los clientes, en un contexto, es cierto, en que la banca ha sido muy renuente a prestar dinero por las condiciones de mercado y la obligación de sanearse, de hacer frente a sus deudas y de no incurrir en nuevas. Es lo propio de tiempos en los que hay que apretarse el cinturón: la gente paga lo que debe con lo que puede y reduce las grandes compras.

Desde 2008, la contracción anual del volumen de crédito ha sido significativa, como en momentos -léase, 2012- en que la reducción fue de más de 22.000 millones. En los ejercicios siguientes se produjeron caídas también relevantes (15.000 en 2013, 9.000 en 2014, casi 10.000 en 2015).

2016 puede marcar un punto de inflexión, con los citados 1.620 millones. Así lo entiende el catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València y director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Joaquín Maudos, quien admite que los analistas esperaban que el fin del desapalancamiento se produjera en este mismo año. Ahora prevén que el crecimiento del crédito nuevo supere al que se cancela a finales de este 2017.

¿Qué ha sucedido? Pues que el Banco Central Europeo está comprando en los mercados, dentro de su política de expansión monetaria, también deuda privada y, sobre todo, que ese privilegio lo están aprovechando las grandes empresas, que, «en lugar de recurrir al crédito bancario, optan por esta otra vía, donde los tipos son negativos a corto plazo».

Maudos considera que lo que está sucediendo en la Comunitat Valenciana es equiparable al conjunto de España e insiste en matizar que en las pymes y los clientes hipotecarios los créditos sí están subiendo. El anuncio de que en abril bajará el programa de compras mensual de deuda de 80.000 a 60.000 millones es, en opinión de este experto, un indicativo del cambio de la influencia del BCE sobre el crédito, que será mayor si sube la inflación y el citado organismpo baja sus estímulos monetarios.