Sandra Llinares, Xixona

La conocida marca de turrones El Almendro dejará de producirse en Xixona al decidir la empresa derivar su producción a la provincia de Toledo. El traslado afecta a cerca de 70 trabajadores, cuya indemnización por despido le costará a la empresa más de un millón de euros. Así lo confirmó ayer el presidente del comité de empresa, Julián Sobrino, quien señaló a este periódico que la empresa presentó a los trabajadores el pasado lunes un expediente «para trasladar el colectivo de las líneas de producción y personal de la factoría de Xixona» a la localidad toledana de Sonseca, donde se encuentra la sede productiva y social del grupo Delaviuda, que adquirió turrones El Almendro hace ahora diez años.

La empresa ha planteado a los trabajadores la opción de trasladarse a la factoría de Sonseca para continuar en la empresa o acogerse a la indemnización por despido si se negaban a irse. Esta última alternativa es por la que se han decantado los trabajadores al oponerse a cambiar su residencia. Sobrino añadió que tan sólo un trabajador ha manifestado su deseo de «probar» en la fábrica toledana.

La medida afecta a 66 trabajadores -14 fijos en plantilla y 52 fijos discontinuos para la campaña de Navidad-, quienes han tenido la opción de continuar en la empresa con la misma relación laboral que mantenían como trabajadores de El Almendro en Xixona. «Es normal que trabajadores que tienen aquí su vida, y con una media de 40 años, no quieran irse, pero reconocemos que la empresa se ha portado bien en la medida en que nos ha concedido la máxima indemnización posible en función de los años trabajados por cada uno de nosotros», puntualizó Sobrino.

Trabajadores de El Almendro señalaron ayer que el cierre «se veía venir» debido a que varios proyectos estaban iniciados pero paralizados, como la creación del museo de El Almendro -con el edificio construido al 50%- o el traslado de la planta a los terrenos de la Revolta de la Paella. En estos últimos, un cartel informaba hasta hace meses de que se trataba de terrenos adquiridos por El Almendro para su nueva fábrica, pero todo estaba en el aire hasta ahora. Además, varios expedientes de regulación de rmpleo por los sucesivos avatares por la adquisición de la marca mermaron poco a poco la plantilla de la factoría xixonenca.

El revuelo que provocó en Xixona la compra de turrones El Almendro por el grupo Delaviuda en el año 1996 a Philips Morris provocó los primeros indicios de que la fábrica xixonenca podría tener sus días contados. Delaviuda se llevó la producción a Toledo durante cuatro años por lo que se rompió la relación entre El Almendro y el Consejo Regulador del Turrón, al que había pertenecido. El nuevo milenio marcó la vuelta de El Almendro a Xixona y al Consejo Regulador, al ingresar Delaviuda en la entidad turronera tras llegar a un acuerdo el director general de la marca toledana, Emiliano Peces, con el presidente del Consejo Regulador, José Enrique Garrigós, y reabrir la factoría xixonenca. El pasado año la marca volvió a salir del Consejo, teniendo que dejar de producir bajo la etiqueta de Denominación de Origen.