Ysi los resultados de las próximas elecciones del 26 de junio se parecen a los últimos pronósticos del CIS? Todo apunta en esa dirección. Aun contado con el margen de error y con posibles cambios de opinión por mor de la campaña electoral, nos podemos hacer una idea bastante aproximada del panorama que presentará el nuevo Congreso de los Diputados: un hemiciclo fragmentado cuyos escaños se distribuirán entre cuatro grandes formaciones políticas „en números redondos, PP, 120; UP, 90; PSOE, 80; y Cs, 4„; acompañadas de pequeñas formaciones, una buena parte de carácter nacionalista, que se repartirán los 20 restantes.

¿Qué podemos esperar de esa distribución de fuerzas? Lamentablemente, un panorama difícil de gestionar, empezando por la formación de gobierno. Las posibilidades de articular alianzas a tal fin son variadas pero no parece plausible ninguna que, siendo coherente, ofrezca una mayoría sólida. Los partidos de la derecha „PP y Ciudadanos„ no casan bien (la esencia de C's es la regeneración democrática frente a la tan traída corrupción del PP, al que difícilmente puede apoyar sin perder su seña de identidad) y, en cualquier caso, juntos „160 escaños„ se quedan lejos de la mayoría necesaria.

Por la izquierda, los partidos PSOE y la amalgama multipartidista que conforma Unidos Podemos, pese a que con 170 escaños se acercarían a la mayoría absoluta, son partidos que casan peor incluso que los anteriores (si bien los pactos entre ellos son plausibles para desarrollar las políticas sociales competencia de los gobiernos locales y autonómicos, resultan inviables cuando se trata de gestionar la política internacional, la europea, el modelo de estado o el modelo económico, donde la distancia entre unos y otros, a día de hoy, es enorme).

Tampoco parecen plausibles, por parecidas razones, las coaliciones entre los partidos tradicionales „la llamada gran coalición entre PP y PSOE„ o entre los partidos emergentes „el inimaginable pacto entre UP y C's„. De nuevo, sólo parece factible el pacto entre PSOE y C's en torno al centro ideológico del arco parlamentario (ya llegaron a un acuerdo en la legislatura recientemente fenecida) y juntos „120 escaños„ suman tantos o más escaños que las otras opciones por separado, pero se quedan muy lejos de la mayoría.

La legislatura anterior mostró su incapacidad para conformar en su seno un gobierno, pero parece difícil que la que está por iniciarse vaya a tener más éxito pese a las declaraciones voluntaristas de los candidatos. En el nuevo arco parlamentario que se dibuja no existe una fuerza política con un liderazgo claro para articular en torno a sí un gobierno sólido: las dos más potentes son al mismo tiempo las que más rechazo generan y se sitúan en los polos del arco ideológico distorsionando con el poder de sus escaños „210„ la imagen de una sociedad que en su mayor parte se sitúa en la moderación. A la generación de los consensos imprescindibles para formar gobierno tampoco ayuda que se impongan los discursos populistas, basados en emociones y no en razones; dificultan el diálogo calmado imprescindible para alcanzar las mejores soluciones. No parece que en esas condiciones se puedan poner en marcha las reformas estructurales, muchas de ellas constitucionales, que necesitamos. Tiempos que no auguran nada bueno si de salir de la crisis gracias al gobierno se trata.