OTR Press/ Efe, S. Sebastián/Madrid

Tras años de sabotajes y amenazas, los ataques de ETA contra el AVE vasco se cobraron ayer su primera víctima mortal. Los terroristas asesinaron en la localidad de Azpeitia (Guipúzcoa) al empresario Ignacio Uria, propietario de la Altuna y Uria, una de las empresas concesionarias del Tren de Alta Velocidad vasco (TAV) que ya había sido señalada e incluso atacada por ETA con anterioridad. Uría, de 71 años, recibió dos disparos a bocajarro, uno en la frente y otro en el pecho, cuando se dirigía desde su empresa al restaurante al que acudía todos los días a jugar a las cartas.

Dos semanas después de que cayera en Francia su jefe militar, Mikel Garikoitz Azpiazu, Txeroki, ETA ha respondido de forma contundente golpeando el que ya señaló en sus últimos comunicados como uno de sus objetivos prioritarios: el AVE vasco. Pocos minutos después de la una de la tarde dos etarras, a bordo de un Alfa Romeo robado a punta de pistola en la misma mañana en el municipio de Deba, interceptaron a Uría cerca de la sede de su empresa, en la Plaza Loyola de Asperitia. Como de costumbre el constructor iba, acompañado de unos amigos, a jugar la partida y a tomar un café al restaurante "Kiruri".

Uno de los etarras, encapuchado, salió del coche y le asestó dos disparos a bocajarro en la cara y el pecho que lo dejaron gravemente herido en el suelo y que a la postre serían mortales. Inmediatamente después los dos etarras huyeron en dirección a Zumárraga.

Queman el coche en el que huyeron

El empresario, casado y con cinco hijos, fue atendido por efectivos sanitarios de las ambulancias medicalizadas de la Ertzaintza por espacio de una hora sin que se pudieran hacer nada para salvar su vida. Apenas tres horas después del atentado, agentes de la Ertzaintza encontraron ardiendo el Alfa Romeo utilizado por los etarras en el Alto de Itziar, cerca de donde minutos antes había apareció maniatado el dueño del vehículo robado.

A pesar de que su empresa, al ser una de las de las adjudicatarias del TAV, había sido señalada por anterioridad por el entorno etarra e incluso ya había sido atacada el año pasado, Uría no llevaba escolta y repetía diariamente el mismo trayecto. De hecho, los propietarios del restaurante señalaron que el empresario acudía varias veces al día al establecimiento y que no llevaba escolta y aseguran que nunca les trasladó su temor o inquietud por la posibilidad de que fuera objeto de un atentado.

Precisamente, fueron los trabajadores del restaurante los que avisaron a la mujer de Ignacio Uría de que "algo le había pasado" y de que llamara a sus hijos para que acudieran al lugar donde el empresario fue tiroteado.

Los autores del atentado perpetrado son dos varones de unos 30 años, que dispararon tres tiros contra el empresario Ignacio Uría, según informó el departamento vasco de Interior. Las mismas fuentes precisaron que al menos uno de los disparos impactó en la cabeza de Ignacio Uría y le provocó la muerte en el lugar del atentado.

Fuentes de la lucha antiterrorista indicaron que los dos terroristas se acercaron de frente a este empresario, cuando había salido de la sede de esta compañía y se dirigía al restaurante Kiruri en el que, según Interior, comía habitualmente.

El atentado de Isaías Carrasco

Los terroristas han utilizado para matar a Ignacio Uria un "modus operandi" muy similar al empleado en el asesinado del ex concejal socialista de Arrasate-Mondragón Isaías Carrasco el pasado 7 de marzo. En ambos atentados, todavía por esclarecer, la banda ha recurrido a un pistolero para asesinar a sus víctimas, dos objetivos relativamente "sencillos" para los terroristas, ya que los dos carecían de escolta y llevaban una vida completamente normal, con costumbres rutinarias.

Tanto Uría como Carrasco fueron asesinados muy cerca de sus domicilios en una hora cercana a la una de la tarde.

Se da también la circunstancia de que Azpeitia y Arrasate-Mondragón distan apenas 40 kilómetros por buena carretera, apenas veinte minutos de viaje, en un zona de Guipúzcoa en la que ETA ha contado tradicionalmente con una abundante infraestructura.

La Ertzaintza analiza ahora los casquillos de bala encontrados en el lugar del crimen de Azpeitia para tratar de determinar si la pistola podría haber sido utilizada en algún atentado anterior.

En el asesinato de Carrasco, el pistolero disparó cinco proyectiles del calibre 9 milímetros Parabellum, munición utilizada habitualmente por ETA. Los investigadores apuntaron entonces a que el autor material del asesinato del ex concejal era "un buen tirador" por la forma en que efectuó los disparos, que atravesaron el parabrisas del vehículo antes de alcanzar a la víctima. En esta ocasión, el terrorista se acercó de frente a Ignacio Uría y disparó en al tres ocasiones, impactando en la cabeza y en el pecho del empresario.