Es muy común pensar que la higiene bucal solo se debe iniciar cuando aparecen dientes en la boca; esta es, sin embargo, una idea errónea que debemos corregir. Como explica el doctor Miguel Beltrán, jefe de la Unidad Dental de Hospital Quirónsalud Valencia, "la boca entra en contacto con los alimentos desde las primeras horas de vida y, por tanto, ya puede ser limpiada; eso sí, adaptando la técnica que más se adecúe a cada etapa de la vida". Lo más común es asear las encías del bebé con una gasa húmeda sin pasta. Apenas salga el primer diente hay que cepillarlo con un cepillo de cerdas suave y sin dentífrico. La crema dental la usaremos cuando el niño ya pueda escupir, normalmente a partir de los tres años.

Desde que sale el primer diente hasta los cuatro o cinco años, el cepillado debe ser realizado por los padres, especialmente antes de que el pequeño se acueste a dormir. "Después de los cinco años, el menor debe hacerlo solito para que desarrolle hábito y destreza, aunque sea ayudado por sus progenitores para revisar las áreas donde hay mayor problema de acumulación de suciedad. A partir de los 10, la responsabilidad de la limpieza debe recaer totalmente en el pequeño", aconseja el doctor Beltrán.

Su primera visita al ortodoncista

Como explica el especialista, el hecho de que un niño sea candidato a un tratamiento de ortodoncia va a depender de dos factores: malposiciones de los dientes, es decir, que no estén correctamente alineados, o falta de armonía entre las dimensiones de los huesos maxilares, es decir, que uno (el superior o el inferior) sea estrecho en relación al otro, o que se sitúe demasiado adelantado o retrasado respecto al otro.

Es importante pedir pronto el consejo de un especialista a edades tempranas por si se descubre un problema La edad recomendada para visitar al ortodoncista por vez primera es de seis años, "aunque si los padres detectan anomalías evidentes en los dientes o maxilares del niño deben acudir a consulta cuanto antes", concluye el doctor Beltrán.