Las fallas municipales de 2017 ya tienen dueño. Manolo García, acompañado de un grupo de artistas de reconocido nivel y la pareja formada por Anna Ruiz y Giovanni Nardin son los responsables de los proyectos grande e infantil, respectivamente. Unos proyectos que serán presentados a final de mes en una gala preparada al efecto y en el que los protagonistas tendrán la oportunidad de explicar sus ideas.

Para Manolo García será su cuarta falla municipal, después de los exitosos episodios anteriores (el Moisés, el león de las Cortes y el artista fallero) realizados en vareta. Se presentaba con dos proyectos, uno con el dibujante de Levante-EMV, Ortifus y otro con un grupo de compañeros de profesión, que ha sido finalmente el elegido.

Estará acompañado por Manolo Algarra, Julio Monterrubio, Manolo Martín Huguet, José Aguilar y la pareja Fet d’Encàrrec (Marisa Falcó y Paco Pellicer). De lo poco que ha trascendido de momento se asegura que es un proyecto muy consistente. Los nombres de los autores juega su favor y, en todo caso, tendrá que luchar contra la particular «maldición» de las fallas mancomunadas en la plaza municipal, que en años anteriores pasaron sin pena ni gloria.

Una marca propia

Para Manolo García es un peldaño más en una carrera artística en la que ha pasado de ser el carpintero de muchos artistas a crear su marca propia. Más aún, con las fallas municipales ha conseguido dar al artista de la falla de todos los valencianos un protagonismo pocas veces visto. Su figura ha aparecido en numerosos medios de comunicación nacionales e internacionales.

La sorpresa llegó con la falla infantil. El proyecto presentado por la pareja formada por Anna Ruiz y Giovanni Nardín. Anoche ya empezaron a lloverles las críticas sin, ni siquiera, conocerse un renglón de sus proyectos. Es lo que tiene ser artistas «diferentes». Nunca han plantado con estas posibilidades económicas, pero sus proyectos, tanto por separado como firmados al alimón, son «de autor». Alabados por unos y criticados por otros. Desde los que lo consideran icónicos a los que dudan de su condición de falla.

A Anna le viene de familia, pues es la hija de Alfredo Ruiz, posiblemente el artista fallero más personal de la historia de la fiesta. Nardin, nacido en Italia, será el primer artista no español que plante una falla municipal. También será la primera vez que plantan dos artistas no agremiados.

La producción de ambos se ha centrado en comisiones que creen en la experimentación (Plaza de Jesús, Corona, Ripalda-Beneficencia o Lepanto-Guillem de Castro —donde Anna, por cierto, acaba de renovar el contrato—) y ahora tendrán que vencer la resistencia del sector de la fiesta que no cree en estas ideas. Se prevé, a bote pronto, un proyecto interactivo. Así lo dijo ayer el artista fallero Sergio Alcañiz, uno de los miembros del jurado.

Lo más sorprendente, en todo caso, no es que se haya seleccionado a ambos, sino que no se haya designado a José Ceballos y Francisco Sanabria, que afrontaban su décimo proyecto (con dos trabajos diferentes) como grandes favoritos e incluso apoyados en una campaña en redes sociales por muchos compañeros de profesión.

Anoche, el concejal Félix Crespo (PP) ya vertió las primeras críticas al respecto dirigiéndose a ambos: «qué lástima que unos iluminados pongan fin a una ilusión como la vuestra. Qué pena y rabia da todo este circo que han montado».

Mucha deliberación

La cuestión es que los proyectos se decidieron tras unas oposiciones «a la antigua». Cada artista presentó sus ideas y los jurados les hicieron diferentes preguntas sobre los mismos. Una vez finalizado este proceso se deliberó árduamente. No hubo unanimidad y, al final, ha prevalecido el concepto de que las fallas municipales aporten algo nuevo.