El concejal Pere Fuset arrancó una ovación, inesperada para los tiempos que corren, en la despedida de su equipo directivo. Anunció que «vamos a empezar una nueva etapa cargada de cambios en caras y formas de trabajar después de dos años ya de experiencia», pero recordó sobre todo a sus hasta ahora directivos: «Han vivido para las fallas, dando su tiempo, sentimiento y trabajo. Ha sido un placer trabajar a su lado y confío que el colectivo fallero valore su dedicación y esfuerzo».

Para cuando se celebraba la asamblea, ya estaba claro que uno de los principales cambios está ya decidido: José Martínez Tormo no continuará al frente de la secretaría general. Cinco meses y casi medio después de saltar la polémica por las normas de convivencia y vestuario de las falleras mayores y cortes de honor, y cuando parecía que el tema había ido diluyéndose en el tiempo, es el factor de peso más importante para que se produzca un relevo que no es normal en la Junta Central Fallera, y que solo se produce en circunstancias excepcionales.

Aquella polémica supuso un fuerte desgaste al equipo directivo, especialmente cuando incluso la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, las llegó a calificar de «incompatibles con la democracia». O del alcalde, Joan Ribó, que las tildó de «error garrafal», asegurando que «de haber conocido que existían, no lo habría permitido. Nunca debieron haber existido».

Hay que recordar que, con algunos añadidos, dichas normas eran un compendio (un verdadero «corta y pega» textual) de las existentes en anteriores legislaturas, pero que no se obligaban a firmar a las falleras. El hecho de que «salieran a la superficie» es lo que provocó la polémica.

En aquella ocasión, ya hubo voces en la asamblea de presidentes que exigía que el presidente procediera a alguna destitución en su equipo. Incluso el tema formó parte de los motivos por lo que Fuset sufrió una reprobación -aunque la verdadera cuestión de fondo fue la relacionada con los versos en el Libro Fallero-. Curiosamente, la asamblea solo reaccionó a partir de la tormenta mediática y política suscitada, puesto que el tema ya había salido a colación en la asamblea de octubre y, en aquel momento, pasó totalmente desapercibida.

Fuset optó por no cambiar ninguna de sus piezas cuando el ejercicio se acercaba a sus momentos finales y en los que, precisamente, la labor del secretario general es decisiva (elaboración de la clasificación de fallas, reparto de entradas en la Exaltación, constitución de jurados y un largo etcétera). En aquel momento, Fuset, sin embargo, dejaba entrever que sí que se produciría el cambio. Un discurso que, conforme se acercaban las fiestas, cambió, asegurando que no contaba con ningún escenario que no fuera el de continuar con Martínez Tormo.

Curiosamente, la «destitución en diferido» llega cuando el tema había desaparecido de los debates falleros. De hecho, en la asamblea del pasado martes, cuando el concejal hizo ese elogio a la labor de sus directivos, ningún presidente le recordó la necesidad de hacer una depuración. Sin embargo, el desgaste que supuso la polémica, y otros aspectos de la gestión -como el convenio con la SGAE, que hubo que cambiar a última hora-, también han pesado a la hora de tomar la decisión, junto con la necesidad de hacer una remodelación profunda y cambiar el perfil del elegido.

En el otro lado de la balanza, Martínez Tormo es uno de los responsables de la redacción del expediente presentado a la Unesco para que las Fallas fueran declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Más aún: cuando la polémica de las normas ya se habían suscitado, fue el acompañante de Pere Fuset a la reunión de la Unesco en Addis Abeba donde se confirmó la designación.

Martínez Tormo concluye de esta forma una trayectoria de nueve años en la Junta Central Fallera. Cuando asumió la secretaría general era delegado del sector de Algirós y también fue el primer secretario profesional que sí que cumplía la catalogación profesional de «coordinador general» que establecía la nueva legislación municipal. Para antecesores, Vicente Fayos y José Luis Vaello, hubo un acuerdo tácito entre grupos municipales para aceptar la condición de asesor municipal. Inmediatamente han salido nombres de posibles sustitutos (Ramón Estellés, Sebastián Marín... que ya sonaron hace dos años), pero todavía se tardará unos días en conocerse el elegido por el presidente.

Acosta tampoco continuará

No será el único directivo que cambiará en el actual equipo directivo. Desde hace días se sabe que José Manuel Acosta tampoco continuará al frente de la vicepresidencia de festejos y ayer fue él mismo quien lo confirmó: «La empresa y mi familia necesitan mucho mas de mi tiempo y yo del suyo, por lo que estoy convencido que aunque la decisión ha sido difícil, ha sido acertada». Se prevé que haya más cambios en el equipo directivo.