Los, posiblemente, tres colectivos más influyentes en la fiesta fallera, más allá de la Junta Central, coincidieron ayer en el análisis de lo que debe ser el futuro inmediato: «lo que funciona bien, que no se toque y que se escuche a los falleros». Entre muchas otras cosas dentro del debate organizado por el Círculo de Opinión Bunyols de Brillants. Aunque con la habitual desazón de contemplar que un selecto análisis del momento de la fiesta no reunió más que a 45 personas para escuchar al presidente de la Interagrupación (Jesús Hernández Motes), el de la Federación de Especial (Rafael Ferraro) y la de Primera A (Paco Romero).

Fue un debate en el que el gobierno fallero no salió especialmente bien parado en algunos aspectos, al recordarle que «hay que evitar los enfrentamientos y las cortinas de humo y tratar de trabajar por las cosas que importan» además de mostrar sus sorpresa porque, según dijo Ferraro, «nos reunimos más que nunca, pero se nos hace poco caso». Hernández Motes incidió en que «si hacen caso a los falleros y le escuchan, las cosas serían y serán mucho más fáciles». Sí que aseguró que «en los últimos ocho o nueve meses hemos visto un cambio de talante, pero sobre todo el primer año fue muy duro».

«Cobramos muy tarde»

Se referían entre las quejas la de «los retrasos a la hora de recibir los permisos y de cobrar las subvenciones. Con lo primero, es increíble que ahora se tarde más que nunca en recibir los permisos para ocupar la vía pública» y de lo segundo, «es un grave problema porque se ha retrasado el plazo para pedir las subvenciones y, claro, se cobra más tarde, incluso con el ejercicio comenzado. Si, por nosotros fuera, el 30 de septiembre ya entregaríamos la documentación para cobrar antes».

Se pidieron «una delegación municipal en la Junta Central Fallera para poder hace allí todos los trámites» (Ferraro) y «una asesoría fiscal permanente, aunque sea contratada» (Motes).

En 2018, problema con las carpas

También recordaron, en ese particular tira y afloja, lo que se avecina en 2018. «Con las carpas vamos a tener un grave problema porque, según los calendarios de este año, tendremos que ponerlas el 7 y 8 y luego tendremos los días 12, 13 y 14 en que no se utilizarán prácticamente nada, es verdad. Sabemos que es un incordio, pero ¿qué hacemos si no?»

Otra de las ideas que se planteó es la posibilidad de modificar las verbenas; es decir, suprimir la celebración el día 15 y, a cambio, alargar la del 18.

Poco caso de las empresas

La charla también transcurrió sobre la perenne reivindicación de lo que dan las Fallas a la ciudad y el poco caso del tejido empresarial, la escasa incidencia en los medios de comunicación nacionales y el escaso conocimiento que se tiene de ella no ya a nivel internacional, sino incluso doméstico. «Hay instituciones que ni están, ni se las espera, ni han estado» se quejó Francisco Romero «y sólo parece que el empresariado empieza a cambiar un poco,pero desde hace cuatro días, desde la declaración como Patrimonio Inmaterial. Pero tenemos un problema grande de financiación». Para rematar con una frase clásica que dijo Motes: «lo damos todo a cambio de nada».

No es que se aportaran grandes soluciones ni grandes alternativas para ir mejorando el día más o menos previsible de las comisiones. «Necesitamos un turismo que, cuanta más calidad tenga, más interesará al empresariado» dijo Rafael Ferraro y lo difícil que es conjugar la fiesta con el concepto de «participativa» más que de «espectador» que lo diferencia de otras fiestas «que sí que conoce todo el mundo, como la Tomatina». «Algunas comisiones lo han intentado, poniendo un par de mesas en la carpa, invitar a vivir la falla desde dentro y sacar unas perrillas...». A la vez que reconocían la frustrante sensación de saber que «ahí fuera, no nos conoce nadie».

Y también se recordó la necesidad de disponer de un Estudio de Impacto Económico actualizado, más allá del realizado por la Interagrupación hace diez años y que hablaba de 700 millones -aunque con una escasa base científica-. «Sabemos que el proyecto está y que hace falta la financiación. Pero es una herramienta básica para nuestro futuro». A la vez que lamentaban «que hace apenas unos días acabó la Feria de Abril y todos los telediarios nacionales abrían con eso y alababan los, decían, 800 millones de impacto económico que tiene».

Los tres coincidieron en su análisis del Congreso Fallero, al empezar a poner en duda la conveniencia de su celebración. Motes aseguró que «con el ambiente que hay, no es el momento de celebrar un congreso. Pero la Interagrupación mandará un escrito a todas las comisiones para que nos expliquen por qué lo quieren o por qué no lo quieren. Tenemos unos informes que vienen a coincidir en que, a la hora de la verdad, apenas hay diez o doce puntos a cambiar; algunos, para adaptarse a nuevas legislaciones y otros que son tan irrelevantes, que no merecen la pena convocarse un congreso para ello».

Y del otro aspecto importante, la salida de la Junta Central Fallera del ayuntamiento, se reafirmó en lo poco idóneo de lo mismo, a lo que Ferraro apuntó que «hay muchas razones obvias para no salirse del organismo. Otra cosa es que se controle a dicho organismo» en alusión al consistorio.

Por contra, el presidente de la Interagrupación sí que apuntó como articulado interesante a tener en cuenta en un posible nuevo reglamento «ver cómo articular la protección a la falla. No existe una obligatoriedad de destinar un determinado porcentaje del presupuesto y aunque eso es meterse en la vida de cada comisión, sí que habría que buscar una forma de garantizar esa obligatoriedad de destinar recursos al monumento».