Los vecinos de un grupo de viviendas de protección oficial situado entre las calles Mariano Benlliure y Alacant, de Tavernes Blanques, se han movilizado para exigir a la Generalitat una solución al problema de plagas de animales, basura y desbordamiento de aguas fecales que sufre el complejo. Este inmueble con más de un centenar de viviendas, de las que la Generalitat tiene a través de EIGE el 59 % de la propiedad, está situado junto a una acequia en la que desemboca un colector localizado en los bajos de los edificios y cuya agua podría filtrarse también en las casas. La gran cantidad de basuras y residuos que se han acumulado en el colector y desagües, así como el mal estado de las tuberías, ha provocado la rotura de las mismas e inundaciones en las casas situadas en las plantas bajas. «El agua sale a través de los sanitarios, y los gases y el mal olor llegan a todos los pisos», explica Mª Ángeles González, portavoz de la asociación que han constituido los vecinos para exigir mejoras. «Nos tienen abandonados. Los técnicos del EIGE vinieron en abril, dijeron que estaba todo muy mal y que volverían. Han vuelto pero aún no han hecho nada», asegura González.

Abandono de un piso afectado

La última de las inundaciones tuvo lugar el 16 de noviembre, cuando las aguas de las alcantarillas comenzaron a manar de los inodoros, tal como pudo comprobar la Policía Local. Los residentes en uno de los pisos, con una niña de dos años, han tenido que trasladarse a la casa de unos familiares ya que su vivienda no reúne condiciones de habitabilidad.

El ayuntamiento contrató a una empresa de limpieza de alcantarillados, pero no pudo concluir este trabajo al no poder acceder a la cámara sanitaria situada en los bajos del inmueble. Esta cámara está llena de escombros y, según ha recogido el consistorio en su informe técnico remitido a la Conselleria de Vivienda, «se está usando como alojamiento de personas y son un punto de acceso de alimañas, con el consiguiente peligro».

Las inundaciones de aguas fecales también ha afectado al hueco de uno de los ascensores . «El agua se ha acumulado considerablemente, convirtiéndose en una masa prácticamente solida, que emite unos gases tóxicos y perjudica la instalación eléctrica», señalaba recientemente la concejala de Servicios Sociales, Rosa Baixauli, en un informe que remitió a la Generalitat tras visitar el edificio el 19 de noviembre. Pese a todo este ascensor sigue funcionando.

Además de estos problemas de salubridad e higiene, el conjunto de viviendas sufre desprendimientos de ladrillos y plaquetas, y numerosas grietas y abombamientos. Vecinos y gobierno local también han alertado del mal estado y suciedad de los jardines y zonas comunes. Por ello, han solicitado «la intervención de la Generalitat de forma inmediata para cumplir con el simple principio de velar por la integridad física de los arrendatarios de las viviendas de su propiedad ubicadas en Tavernes Blanques».