Un edil, que prefiere mantenerse en el anonimato, aseguraba ayer que el conflicto sobre los símbolos franquistas demuestra que «en algunas cosas, Rafelbunyol aún está acabando la transición». El número de «mártires» y los apellidos comunes (aparecen 8 hermanos fusilados), indican la virulencia del conflicto ideológico y religioso durante la guerra, prolongado en la posguerra. Como señaló la edil Alicia Piquer, «ni se puede justificar la muerte de los 39 del panel, ni de los asesinatos sin juicio de la veintena que ni siquiera están enterrados en nuestro cementerio».