«Cuando vi por televisión las imágenes de libros flotando por las fuertes lluvias que cayeron en Los Alcázares de Murcia me dije que había que hacer algo ya. Encendí el ordenador, redacté una carta y diseñé un cartel y lo mandé a las instituciones y a las bibliotecas, también a Murcia, y todos me dijeron que adelante», recuerda Vicent Carbonell, director de la Biblioteca de Silla.
Y así lo hizo. Tras varias llamadas y muchas horas de dedicación, Vicent Carbonell ha impulsado una iniciativa solidaria de ámbito institucional apoyada conjuntamente por la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana, la Asociación de Bibliotecarios Valencianos y el Ayuntamiento de Silla, cuyo fin es reconstruir el fondo bibliotecario de Los Alcázares, que perdió 17.000 ejemplares por las fuertes lluvias de diciembre.
Durante este último mes, la Biblioteca de Silla se ha convertido en sede de recepción y posterior envío de los libros. Carbonell pidió a los municipios mediante un mail un donativo de 10-15 libros aún no catalogados o repetidos, de géneros diversos y publicados en el siglo XXI. «Tenían que ser libros de calidad, como los que se perdieron».Lleva recopilados 606 libros
«De momento me han contestado 32 bibliotecas que quieren colaborar y 13 -algunas de ellas de l´Horta como Paterna, Xirivella, Benetússer, La Pobla, Meliana, Albal, Quart y Silla- ya me han mandado la lista con sus libros. Por ahora llevamos recopilados 606 libros y espero a final de mes superar el millar», señala Carbonell, quien se ha dado de tiempo máximo hasta el 31 de enero.
«A partir del 1 de febrero empezaremos a recepcionar los libros porque me intención es mandarlos a Los Alcázares a lo largo de la primera semana de febrero».
El tema del envío es algo que Vicent Carbonell sigue gestionando, «solo haría falta 100€ para alquilar una furgoneta que yo mismo conduciría hasta Los Alcáceres, a ver si consigo una ayudita institucional, que seguro que sí».
En Los Alcázares les esperan con los brazos abiertos, tanto el técnico de Cultura de Murcia, «con el que estoy en contacto», como el propio bibliotecario Gregorio «que parecía algo desbordado» por la respuesta de las bibliotecas valencianas. «El pobre es que va a tener que catalogar más de un millor de libros, la pesadilla de cualquier bibliotecario!», se jacta Carbonell.
