Se llama Luna, es una gata callejera y tiene un tumor en el oído. Viene de la calle 302 de La Canyada y tras retirarle todo el conducto auditivo necesita operarse con urgencia. Komi tiene una fractura de fémur y también vive en las calles del barrio paternero, en una colonia de gatitos que gestiona una voluntaria de 80 años de edad.
Sin embargo, ella no se puede hacer cargo del coste de su operación «y tampoco tiene la obligación», explica Yolanda Bertolucci, portavoz de las 30 alimentadoras que cuidan a los gatos que viven en la calle. «Los alimentamos, los castramos y los llevamos al veterinario». El problema, apunta, es que «cuando un gato callejero enferma o esta herido no hay quien se haga cargo y la consecuencia es que el gato malvive y agoniza en las calles». Por eso, los voluntarios han decidido actuar para poder afrontar los gastos de las intervenciones de dos gatos en concreto que alcanzan los 2.000 euros.
Así, con el apoyo de tres comercios locales llevarán a cabo un mercadillo navideño solidario el domingo 17 de diciembre de 11 a 14 horas en la calle 22 con calle 7. Objetivo: darle vida al comercio local, al centro urbano y colabrorar en la causa. De esta forma, el domingo se llenará de vida con puestos de cuadros, bonsáis, productos de segunda mano, comida y bedida en el restaurante l'Anec, swing, música y baile, pase de Tai Chi o venta de bonsáis y plantitas por parte de un vecino que se une a la causa. Lo «primordial» para la asociación es «que se unan cuantos más vecinos mejor y participen, vendiendo sus productos o asistiendo al evento para que la oferta sea lo más variopinta posible y así poder cumplir nuestro objetivo y ayudar a los gatos que viven en la calle».
