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Cultura

Aldaia nombra al pintor Salomón Tárrega hijo predilecto, a título póstumo

Dedicó más de seis décadas a la actividad artística, participó en numerosas exposiciones y fue profesor en la escuela de artes y oficios

Aldaia nombra al pintor Salomón Tárrega hijo predilecto, a título póstumo

Más de siete años después de su muerte ha llegado para al artista de Aldaia Salomón Tárrega el reconocimiento de su municipio. El pleno de la corporación ha aprobaro iniciar los trámites para nombrarle Hijo Predilecto, por su trayectoria de dedicación a la pintura y por su vocación docente en el que todavía pervive en la población.

Salomón Tárrega nació en Aldaia en 1932 y cogió por primera vez el lápiz para dibujar animado por su padre. Estudió en el Centre d'Arts i Oficis d'Aldaia y posteriormente en la de València, hasta que llegó a la Academia de Bellas Artes de San Carlos, en la que obtuvo el título en 1956.

Tárrega forma parte de esa generación de pintores que desarrolló sus primeros años en la postguerrra, enfrentándose a la falta de recursos para promocionar la actividad artística. Y dado que las grandes figuras de la República estaban mayoritariamente en el exilio, su generación quedó, en cierta manera, huérfana de referentes, según se destaca en la memoria que ha servido de base para el acuerdo plenario.

En la década de los años 50, Salomón Tárrega formó parte de dos colectivos de artistas, Grupo Neos y Rotgle Obert, vinculados ambos a la escuela de San Carlos, que realizaron diversas exposiciones. A través del segundo les llegaría la colaboración con el Moviment Artístic del Mediterrani. En aquellos años desarrolló «todo tipo de pintura» y evolucionó hacia la abstracción.

En los años 50 y 60 compaginó su actividad artística con la empresa familiar de abanicos, su trabajo de profesor del Centre d'Arts i Oficis d'Aldaia y, posteriormente, en el instituto de Benetússer. En 1975 comenzó a trabajar como profesor de dibujo técnico en el colegio de Calicanto, donde se jubiló en 1995.

Desde el punto de vista artístico, evolucionó de lo abstracto a lo figurativo, y al paisagismo expresionista, «en el que domina el dibujo marcado en negro que contornea las siluetas y emplea colores oscuros», según la memoria.

A mitad de los años 60 inició una etapa basada en la figura humana y la expresividad de los rostros de personajes desahuciados por la sociedad. El origen estaba en las vivencias que tuvo en el Barrio del Cristo, al que llegaban familias humildes en la extrema pobreza para labrarse un futuro. El artista formaba parte de la comunidad religiosa de este núcleo que dirigía el sacerdote Salvador Aguilar. Esa temática le acompañaría siempre.

A lo largo de su trayectoria, participó o realizó unas 40 exposiciones, tres de ellas póstumas y la última en 2017, en el Xalet de Xapa de Benetússer.

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