Caos, gente corriendo de un lado para otro, puertas de salida de la terminal bloqueadas, incertidumbre por no saber si podrían tomar sus vuelos de regreso al hogar y con dificultades para comunicarse con sus familiares. Esta es la situación que describen los valencianos que ayer volvieron a casa tras verse sorprendidos por los atentados de Estambul cuando se encontraban en la terminal del aeropuerto de Ataturk, la mayoría de ellos haciendo escala de un vuelo internacional procedente de otros destinos.

«Fue muy duro, había columnas con perforaciones forradas de acero. Nuestro vuelo aterrizó solo quince minutos después de los atentados. Es lamentable que sucedan cosas así», relataba José, un argentino de 69 años que hizo escala en el país turco cuando viajaba a España junto a su mujer, Ana, para visitar a sus nietos y a su hija, afincada en Valencia desde hace quince años. El matrimonio apenas pudo contactar un minuto con sus hijos para tranquilizarlos pero las comunicaciones cayeron. «Estábamos preocupados, mi padre es diabético y mi madre tiene problemas de tensión», confesaba Alejandra mientras esperaba con ansia y nervios su regreso en el aeropuerto de Manises.

Aunque con algo más de media hora de retraso, el vuelo de Turkish Airlines aterrizaba a las 16.50 horas en tierras valencianas. Los abrazos y besos de familiares se sucedían, por fin podían respirar aliviados al tenerlos de vuelta en casa. «Por lo menos lo tengo aquí sanito», reconocía con una sonrisa Elisabeth, cuyo hijo venía de Brasil para verla y también hizo escala en el aeropuerto de Ataturk. «Salí de la terminal diez minutos antes de los atentados. El destino no era que muriera ese día», confiesa Guder, quien salvó la vida por cuestión de minutos, ya que después de hacer escala abandonó la terminal por la puerta donde uno de los terroristas suicidas llevó a cabo su barbarie instantes después.

Una pareja de luna de miel

Otros como Pablo y Belén, una pareja de recién casados que regresaban de su luna de miel tras pasar quince días en la India y Maldivas, aseguran que apenas se enteraron de lo que había ocurrido. «Las maletas iban facturadas directamente y no tuvimos que salir de la terminal. Nos tranquilizaron desde el minuto uno y solo estábamos pendientes de si el vuelo se retrasaba», apuntaba Belén.

Lo mismo le ocurrió a Raquel, que también hacía escala en Estambul cuando regresaba de visitar a su novio en Atenas. La joven afirma que no llegaron a tener contacto directo con los heridos y que lo único que le ha llamado la atención es que el avión hacia Manises venía casi vacío. «Mirabas y veías tanto hueco y te preguntas si sería alguno de los fallecidos».

Asimismo, los atentados también pillaron en el aeropuerto turco al hijo de la diputada autonómica de Ciudadanos Rosa García, quien se encontraba esa noche en Ataturk. «Afortunadamente se encuentra bien, aunque son momentos duros en los que hay mucha confusión«, explicó la diputada. Su hijo estaba en Turquía por motivos de trabajo y tenía intención de viajar a otra ciudad, aunque finalmente se vio obligado a alquilar un coche y retrasó su vuelo a España para el viernes «cuando todo se calme».

En esos momentos lo mejor, según destacaba José, es mantener la calma. «Estando en el aeropuerto no tenía temor a los terroristas, sino al pánico de la gente que corría para todos lados», confiesa.