Un coche autónomo de Uber ha atropellado a una mujer en Tempe (Arizona, Estados Unidos) que ha resultado en el fallecimiento de la mujer, según informa The New York Times, la primera muerte provocada por este tipo de vehículos en vías públicas.

Según informa el medio citado, el vehículo circulaba con el 'modo autónomo' activado, con un conductor de seguridad en su interior. En un momento dado, el coche ha chocado con la mujer, que cruzaba la calle fuera del paso de peatones. Otros medios, como ABC15, informan de que la mujer circulaba en bicicleta por la calzada.

La investigación sobre lo ocurrido está en marcha. La Policía de Tempe, en un comunicado, habría informado de que el suceso tuvo lugar por la noche, sin especificar si el domingo por la noche o el lunes de madrugada.

Tras el accidente, Uber suspendió su programa de vehículos autónomos.

"Nuestros corazones están con la familia de la víctima", dijo un portavoz de Uber a la AFP. "Estamos cooperando plenamente con las autoridades locales en su investigación de este incidente", agregó.

Uber anunció además la suspensión del uso de autos sin conductor que estaba probando o usando en Tempe, Pittsburgh, Toronto y San Francisco. La empresa solo utilizaba vehículos autónomos como parte de su servicio regular de alquiler de coches en Pittsburgh y Tempe.

Segundo accidente mortal

El accidente es el primer siniestro mortal por atropello, pero el segundo en el que se ve involucrado un coche autónomo. En 2016 un Tesla manejado en 'piloto automático' no logró detectar a un camión con zorra que cruzaba contra un cielo brillante, lo que provocó la muerte del conductor. Más tarde se supo que éste mantuvo las manos fuera del volante durante períodos prolongados, a pesar de las advertencias de no hacerlo.

Al igual que sucedió con el accidente fatal del Tesla, el de Uber probablemente avivará las preocupaciones de que la industria se está moviendo demasiado rápido para desplegar vehículos que se conducen por sí mismos.

Varios estados de Estados Unidos establecieron sus propias reglas para las carreteras, y un puñado han aprobado leyes que permiten el uso de vehículos autónomos.

California y Arizona han sido particularmente alentadores, con la esperanza de que las compañías que desarrollen esta tecnología crearán empleos locales e instalaciones dedicadas a esta nueva industria.