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Volver a Orriols

Volver a Orriols

Sólo han sido tres semanas sin fútbol pero se hicieron eternas. A muchos granotes «no nos gusta el fútbol, nos gusta el Llevant», que rezaba una pintada en Orriols, cuando era un estadio de muros cuarteados, antes de su rehabilitación. Por tanto, si no juega el Llevant, no hay fútbol. Y hemos vivido este periodo de carestía invernal con resignación, mirando de reojo tradiciones envidiables como el Boxing Day de la Premier, esa jornada post-navideña para rebajar excesos, huir al estadio y celebrar las fiestas con los hermanos de grada. Los hay que, entre apuestas, bares de pantallas gigantes y canales de pago siguen enganchados al circo, pero para los que somos de unos colores y punto la pasión no se sacia mirando hacia otras latitudes.

Hoy vuelve el Llevant, al fin, tras el partido aplazado de Murcia y el temporal de la refundación de la Fundació que ha dejado un peligroso poso de resignación en el levantinismo. Vuelve a rodar el balón después de unas navidades en las que la entidad, de la mano de Blau y Grana y muchos de sus futbolistas, ha reactivado la ilusión de miles de niños del Cap i Casal con el colofón de una espectacular Cabalgata de Reyes.

Llega el Lugo, que sigue desde principio de liga en la zona noble de la tabla, pese a su escasa tradición en Segunda, como sucede con Reus, UCAM o Mirandés, y que se trae con él al pichichi actual de la categoría, el onubense Joselu. Será un rival correoso ante el que confirmar el conato de reacción „en juego, sobre todo„ que frente al Rayo demostró la escuadra granota, ya con Roger limpio de tarjetas, dispuesto a seguir la estela del ariete rival. Parece que de momento no habrá movimientos en el capítulo ofensivo: Martins se queda y no hay más delanteros en el horizonte.

Volveremos a pisar Orriols, con la magia dels Reixos aún en la retina, con la emoción de cuando éramos niños e íbamos corriendo al vomitorio del gol Orriols, a pie de campo. Todo el estadio estaba comunicado, salvo la tribuna, y desde allí se olía la hierba y se tenía una perspectiva de la bombonera levantina en toda su magnitud. Desde allí soñábamos con ver aquel estadio lleno un día, con el Llevant en Primera. Con esa misma ilusión y la de consolidar el liderato y el camino de retorno a la elite, volvemos al Ciutat y estrenamos 2017.

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