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¿Alemania siempre gana?

¿Alemania siempre gana?

Conocen ustedes seguro la ya clásica cita de Lineker: «El fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y en el que, al final, siempre gana Alemania». La sentencia es de 1990, tras la derrota de Inglaterra en la semifinal del Mundial de Italia. Pero, ¿por qué es tan poderosa Alemania? Un motivo es que los futbolistas germanos no muestran interés por jugar en otras ligas; otro es que, a pesar del bombardeo mediático, la Bundesliga está al nivel, o incluso por encima, de las «grandes ligas». El fútbol alemán es potente desde la base, desde la grada y desde los clubs. La propia competición goza de una salud de hierro. Al final, todo esto contribuye a un fútbol patrio (y a una selección) compacto, con personalidad y capacidad de éxito.

Los clubs teutones llegan a acuerdos entre ellos y con el transporte público para favorecer la movilidad de las aficiones, lo que redunda en campos llenos y ambientes espectaculares. Además se puede beber cerveza y apenas hay incidentes. Esta semana las asociaciones de aficionados -dueños de la mayoría de clubs-, han rechazado el intento de Seifert -el Tebas alemán- de tumbar la ley que impide que más del 49% de la propiedad sea de grandes inversores, en claro contraste con la situación en España, Francia o Inglaterra. Todo esto y un reparto de derechos de televisión más equitativo -pese a la supremacía del Bayern en el siglo XXI, con 12 de 18 títulos- permite un fútbol apasionante y contribuye a que Alemania sea la actual campeona del mundo y una de las mejores selecciones de la historia, junto a Brasil e Italia.

Aquí, mientras, hace semanas que la Liga está sentenciada y la permanencia es cada vez más barata, fruto de un desequilibrio enorme. Todo indica que la creación de una enorme multinacional llamada liga europea de superclubes, o algo así, está más cerca que nunca y que la enorme cantidad de intereses económicos subyacente no permitirán que tiemble la mano del ejecutor que sepulte las competiciones estatales.

En ese futuro el Llevant (y el Valencia) quedarán en un segundo escalón, el Bayern será una especie de Athletic y seguramente el fútbol, dominado por los petrodolares y los fondos de inversión, dejará de ser ese deporte de once contra once donde siempre gana Alemania.

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