La Cova Tallada ve la luz. Luz de candil. Esta gruta litoral ya estaba protegida, dado que forma parte del parque natural del Montgó, de la reserva marina del cabo de Sant Antoni y Xàbia la tenía registrada en el catálogo de cuevas. Pero faltaba el blindaje arqueológico. Un modesto candil de barro ha iluminado también ese frente.

Los voluntarios que el 20 de diciembre de 2014 acudieron en kayaks a limpiar la Cova Tallada (tras el verano acumula residuos e incluso restos de hogueras prohibidas) hallaron una pieza de barro con trazos de pintura ocre. Era un candil de piquera islámico de finales del siglo XI. En la Madîna Daninya, se han encontrado otros similares. Los picapedreros que extraían sillares de piedra tosca de la Cova Tallada se alumbraban con estas lamparillas de aceite.

El hallazgo ha precipitado (precipitar quizás sea mucho decir, dado que ya han pasado dos años) la protección arqueológica de esta cavidad de Xàbia. Su alcalde, José Chulvi, reveló ayer que la Dirección General de Patrimonio, que depende de la conselleria de Cultura, ha instado al ayuntamiento a que incluya la Cova Tallada en su catálogo de bienes protegidos y le dé la categoría de Bien de Relevancia Local (BRL).

Patrimonio ya advierte de que el enclave puede atesorar valores sobrados para declararlo Bien de Interés Cultural (BIC). Y tanto. Desde «tiempo inmemorial» (es la expresión que utiliza la conselleria) esta cueva se ha utilizado como cantera de piedra tosca. Esa actividad extractiva le ha dado su singular y espectacular configuración. Las paredes y los pilares de piedra están cortados a cincel y martillo. De aquí se sacaron los sillares de la iglesia gótica de Sant Bertomeu de Xàbia y la tosca del castillo de Dénia.

Patrimonio también exige medidas para evitar que la riqueza arqueológica de la Cova Tallada sufra daños. Insta a regular el acceso de visitantes, que los pasados meses de julio y agosto fue masivo y puso en alerta a los Ayuntamientos de Xàbia y Dénia, así como a los responsables del parque natural del Montgó. La gruta parecía una parada de metro en hora punta.

Esta cueva también conserva en su interior un grafiti conmemorativo de la visita del rey Felipe III en 1599. Ni el monarca pudo resistirse a explorar uno de los enclaves del litoral valenciano de más belleza. Por tanto, no es extraño que los turistas de Dénia (la senda de acceso está en este término) y Xàbia acudan en tropel.

El alcalde xabienc llevó anoche al pleno una moción para incluir la gruta como BRL en el catálogo de bienes protegidos. El pleno la aprobó. «La Cova Tallada es de todos y debemos preservarla», subrayó Chulvi, que avanzó que su consistorio, el de Dénia, la conselleria de Medio Ambiente y el parque natural del Montgó deben «trabajar conjuntamente» en las medidas que eviten grandes concentraciones en la cueva.

A los turistas, no les asusta que para llegar a la Cova Tallada tengan que caminar un buen trecho por una senda con tramos peligrosos. El acceso a ras de mar también entraña su dificultad. Si hay temporal, se vuelve impracticable. Los bomberos tuvieron el pasado verano que realizar decenas de rescates.