El Servicio Provincial de Costas y el Ayuntamiento de Xàbia han abierto expediente a la empresa que, tras lograr una concesión de la Dirección General de Puertos, está rehabilitando el viejo edificio situado en el extremo norte de la playa de la Grava, justo en el punto en el que arranca la escollera del muelle pesquero. Las obras iban viento en popa. En esta planta baja, estuvo abierto durante muchos años el Mesón Puerto. El nuevo concesionario también quiere abrir un restaurante. Lo primero que hizo fue demoler los tabiques que impedían ver el mar. Este rincón del puerto de Xàbia se iluminó. Se abría una ventana al horizonte.

Pero en los últimos meses los vecinos empezaron a advertir que la empresa ampliaba hacía el mar el viejo edificio. Se pusieron en contacto con este diario y aportaron fotografías en las que se observa el nuevo forjado que se ha construido en el suelo. La estructura sobresale medio metro respecto a la línea del viejo edificio portuario. Fuentes del Ayuntamiento de Xàbia precisaron ayer que el concesionario sólo puede rehabilitar lo que hay y, en ningún caso, ampliar el inmueble. Mientras, los vecinos antes citados denunciaron que se le ha dado un «pellizco» a la playa de la Grava. «La nueva estructura está sobre las rocas de la playa. Se le ha comido terreno al mar, al litoral público», advirtieron.

Este diario ha podido saber que tanto los inspectores de Costas como del ayuntamiento han comprobado que, efectivamente, el forjado se sube a las rocas de escollera de este extremo de la playa. Los vecinos temen que el concesionario pretenda crear aquí una terraza y que los bañistas pierdan intimidad (este rincón de la Grava está bastante resguardado) y les vengan las vaharadas del olor a comida.

La concesión para explotar esta privilegiada planta baja que se asoma al mar la da Puertos. Pero, las fuentes consultadas, subrayaron que el ayuntamiento y Costas tienen competencias y velarán para que el empresario no invada playa pública.

También es cierto que ningún bañista se pone a tomar el sol en estas rocas de escollera. A un metro tienen la grava. Pero los vecinos no quieren que los negocios crezcan a costa del dominio público marítimo-terrestre.

Este local, además, ya es un privilegio. Los futuros ventanales (se adivina que serán amplios y que darán una luminosidad muy especial al negocio) se asoman al mar y a la bahía de Xàbia. Este edificio está casi metido en el agua. La escollera del puerto lo protege de los temporales. Otra ventaja es que se halla en la Grava, que será la primera playa de invierno de la Marina Alta. Estará balizada durante todo el año.