El negocio turístico acude al rescate del patrimonio de la Marina Alta. La falta de vocaciones religiosas aboca al cierre a conventos con tanta historia como el de la Puríssima Concepció de Benissa, cuya primera piedra se puso el 15 de julio de 1612. El cenobio se acabó el 23 de septiembre del año siguiente. Lo han habitado durante más de 400 años (en la Guerra Civil fue hospital de las Brigadas Internacionales) los frailes de la orden franciscana. Pero a finales de agosto la comunidad se llevó a los últimos cuatro frailes, que ya estaban mayores y achacosos. El convento franciscano, declarado Bien de Interés Cultural (su arquitectura tiene alguna reminiscencia renacentista), cerró sine die. El ministro provincial de esta orden, Juan Carlos Moya, dijo entonces que los franciscanos «nos estamos muriendo». Hoy nadie se mete a fraile.

Pero el convento resucita con un nuevo uso. La orden ha llegado a un acuerdo con una empresa de Benissa, que tiene proyección internacional y experiencia en el negocio del alojamiento turístico, para alquilarle el monumento. Esa firma lo transformará en un hotel con encanto. Y con historia.

El padre Ángel, un fraile franciscano que estuvo en Benissa entre 1980 y 1991 y que ahora ha vuelto para organizar la mudanza (el archivo ya se ha trasladado a Madrid), confirmó ayer que el acuerdo para que se abra el hotel está hecho. «No podemos apegarnos a nada. En Benissa, incluso hubo un seminario franciscano con 200 niños. Pero los tiempos han cambiado», dijo.

Este fraile explicó que la orden había ofrecido el convento a Cáritas de València y a la Comisión de Ayuda a los Refugiados. La primera opción era que mantuviese un uso social. También mantuvo conversaciones con el ayuntamiento. Pero el elevado coste de restaurar el edificio de robustos muros, que conserva un claustro, una logia y un matacán de aire renacentista, echó para atrás a las ONG y al consistorio.

La iglesia conventual, eso sí, no se arrendará. El padre Ángel precisó que la orden seglar franciscana de Benissa seguirá realizando allí reuniones y celebrando culto una vez al mes.

«El ayuntamiento ha visto muy bien el proyecto del hotel», aseguró este franciscano.

Sin embargo, en el pleno del martes, el concejal no adscrito Isidor Mollà sí lamentó la «poca ilusión» del gobierno local (Reiniciem, PSPV y Compromís) por lograr que a la larga el cenobio pasara a formar parte del patrimonio municipal. Mollà dijo que él mismo lanzó la opción de que el ayuntamiento lo alquilara y que el dinero que pagara al mes fuera sufragando la adquisición. El edil explicó que podía haber sido la sede de los servicios sociales y de Cáritas de Benissa y Manos Unidas.