La recuperación tras un incendio de la magnitud del que arrasó la Granadella en septiembre de 2016 es una tarea de nunca acabar. El Ministerio de Medio Ambiente ha concluido su actuación para consolidar los suelos más expuestos a la erosión. Las lluvias torrenciales que llegaron tras el fuego que devastó 812 hectáreas (787 de Xàbia y 24 de El Poble Nou de Benitatxell) persuadieron al Gobierno de que debía declarar de emergencia esos trabajos. El barranco que desemboca en la cala de la Granadella llegó a convertirse en un río de negra ceniza por el arrastre que las precipitaciones provocaron en una montaña cuya cubierta vegetal quedó carbonizada.

Pero tras un fuego tan destructor no se puede cantar victoria. El Ministerio ha actuado en las 134 hectáreas más expuestas a la erosión. Ha reconstruido también 230 metros líneales de márgenes de piedra en seco. Estos muros son un aliado de primera para mantener a raya la erosión.

Ahora una de las grandes amenazas en la regeneración es que las especies vegetales más adaptadas al fuego se hacen fuertes. Diecisiete meses después de aquella catástrofe, los pinos y las aliagas, dos especies «oportunistas», amenazan con propagarse sin control y monopolizar el nuevo bosque.

Los pinos están rebrotando por miles en la ladera conocida como Ombría. Esta zona, muy húmeda, se salvó del anterior incendio que arrasó la Granadella, el del año 2000. Los pinos adultos sí ardieron en septiembre de 2016. Y las piñas salieron disparadas y desperdigaron por todo sus semillas. Ahora, alrededor de los árboles calcinados, asoman miles de pinos. El suelo húmedo facilita la expansión de estos árboles. Si no se actúa, la montaña se regenerará muy aprisa, pero también sin orden. Nacerá un bosque espesísimo y que se prenderá al primer chispazo. Además, la Ombria linda directamente con varias de las urbanizaciones que se tuvieron que desalojar a todo correr en el incendio de 2016.

La aliaga, un matorral germinador, también se abre paso rápido y ocupa suelos en los que deberían echar raíces especies de más valor botánico como el lentisco, el aledierno o la coscoja. Estos arbustos también se están recuperando. Pero la espinosa aliaga, que arde fácilmente, es una competencia muy fuerte.

La gestión de la regeneración de la montaña es el nuevo reto. El Ayuntamiento de Xàbia está en ello. Ahora sigue retirando pinos calcinados y realizando labores de prevención de incendios en las masas forestales que están en la carretera que baja a la cala de la Granadella.

Mientras, el delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, visitó ayer junto a los alcaldes de Xàbia, José Chulvi, del Poble Nou de Benitatxell, Josep Femenia, y la directora general de Prevención de Incendios, Delia Álvarez, los terrenos en los que ha actuado el Ministerio de Medio Ambiente. Consolidar suelos y reconstruir márgenes ha costado 150.000 euros. Los trabajos los han cofinanciado el Gobierno y la Unión Europea.

El alcalde de Xàbia subrayó que su ayuntamiento lleva gastados más de 400.000 euros en las tareas de restauración paisajística. Dijo que también se está redactando un plan de autoprotección de las urbanizaciones. Subrayó que invertir en prevención es mucho más barato que hacerlo luego en regenerar los parajes destruidos por el fuego. Recuperar la Granadella es un pozo sin fondo. El objetivo, eso sí, es lograr un bosque más resistente al fuego y evitar que los incendios se adentren en zonas de chalés.